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Visitadores Médicos: "Ley de Fármacos II deja de lado la bioequivalencia”
El presidente de la asociación que los agrupa, Rafael Guzmán, también dice que este proyecto -actualmente en discusión en el Parlamento- “desprotege” a la población y de forma tácita “prohíbe el ejercicio” de la labor, lo que dejaría a 60 mil personas desempleadas.
Viernes 22 de marzo de 2019
Atento a la tramitación del proyecto de Ley de Fármacos II está la Asociación de Visitadores Médicos de Chile. Su presidente, Rafael Guzmán, puntualiza que esto obedece a que la iniciativa -en discusión en la Cámara de Diputados- los impacta directamente tanto en sus plazas laborales, como en el acceso a medicamentos por parte de la población.
El directivo afirma que es importante revisarla, dado lo trascendente que es como política de Estado, “pero hacerlo de manera integral. Es una política pública de salud y no podemos hacer una Ley de Fármacos cada cuatro o cinco años. Hay que darle una mirada profunda”, puntualiza.
- ¿Cómo están viendo como Asociación la discusión de la Ley de Fármacos II?
- Estamos a favor de su discusión. Creemos que hace falta más transparencia y regulación de este mercado. Sin embargo, los caminos que se están tomando con algunas indicaciones no solamente representa un retroceso a lo que existe, sino que además implican efectos negativos para los pacientes.
- ¿A qué retroceso se refiere?
- En el sentido de que la Ley de Fármacos I había avanzado en términos de la bioequivalencia, ya que esta permite asegurar intercambiabilidad y eso se traduce en que efectivamente el consumidor, el paciente, puede tener la seguridad y la certeza acreditada por un organismo pertinente, que el medicamento A es igual al B en eficacia, calidad y resultado terapéutico.
- ¿Y la Ley de Fármacos II, en qué contraviene eso?
- Este proyecto deja de lado la bioequivalencia y genera una indicación que obliga al médico a prescribir única y exclusivamente por genérico.
- ¿Y eso no es favorable al consumidor?
- Chile tiene una situación prácticamente única en el mundo, donde tenemos tres cadenas de farmacias con el 90% del mercado. Dado esa situación, si hay obligatoriedad para los médicos de prescribir por DCI (Denominación Común Internacional), en definitiva se está concentrando aún más el poder de decisión de lo que se dispensa en la farmacia. Además, lamentablemente la educación del paciente no es un tema que sea trabajado y debiese ser una de las herramientas para poder generar mayor competencia en las farmacias y empoderar al paciente, pero eso no se trabaja. Todo esto hace que el paciente este sujeto a lo que la farmacia le comente del medicamento.
- ¿Cree entonces que el paciente va a quedar desprotegido?
- Absolutamente. Hay 50 mil médicos en Chile, donde todos los días están tomando una decisión de prescripción, justamente con su paciente. Sin embargo, esta nueva normativa lo que va a hacer es solamente concentrar en tres cadenas de farmacias la decisión de lo que se dispense, lamentablemente. Y con eso dejamos aún más desprotegidos a los pacientes.
- Respecto al impacto en el sector, ¿por dónde irían sus mayores reclamos?
- Hay dos indicaciones: una de ellas precisamente tiene que ver con el DCI, ya que el trabajo nuestro tiene que ver con ser informadores técnicos científicos, llevando antecedentes a los médicos, y hay una indicación que prohíbe tácitamente el ejercicio de nuestra labor. Es tácita, porque si bien la autoriza, la complejiza de tal manera que es prácticamente impracticable. Y esto es tanto para lo público como lo privado.
- ¿De qué manera los limitaría?
- Pensamos que, frente a informar y no informar, siempre es mejor que se cuente con mayor información tanto del médico como del paciente.
- ¿Todo esto llevaría a que muchos de los visitadores médicos queden sin trabajo?
- Indudablemente que acá el bien superior en todo esto es la salud pública, la salud de los chilenos, pero hay un efecto colateral tanto en la empleabilidad como en la economía del país. Nosotros calculamos que en términos de trabajos ligados a la industria farmacéutica, deben ser entre 50 mil y 60 mil fuentes laborales, considerando unos cuatro mil visitadores médicos puros, 6.500 visitadores de diferentes áreas, más la gente que trabaja en plantas, en áreas comerciales y administrativas. Hay toda una serie de empleos directos e indirectos que están relacionados con la industria farmacéutica.
- ¿Y para hacer frente a todo esto, qué harán?
- Tenemos una programática que tiene dos pilares: primero, informar a la opinión pública respecto a nuestra labor, porque durante mucho tiempo se ha hecho una caricatura de lo que representa tanto la industria farmacéutica como los visitadores médicos. Y lo segundo, estamos buscando la manera de poner en conocimiento de los parlamentarios este tema. Ya nos hemos reunidos con algunos, pero queremos ampliarlo. También nos interesa reunirnos con las sociedades civiles de consumidores, tanto Odecu como Conadecus. Y también tenemos reuniones solicitadas con el Ministerio de Salud y las sociedades médicas.