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Clasificación de cuarta edad para personas mayores: ¿Se gana o pierde con esta nueva denominación?
A juicio de expertos y gerontólogos, el nombre que acompañará a los mayores de 80 años -aprobado por el Congreso- no ayuda si no se generan políticas públicas concretas para ese grupo. Asimismo, plantean que crear más términos sólo pone etiquetas a un grupo ya discriminado.
Viernes 1 de febrero de 2019
El Senado despachó la semana pasada un proyecto que modifica la Ley 19.828, para establecer el concepto de cuarta edad, el que agruparía a personas de 80 años y más, y que en nuestro país abarcaría unas 480 mil personas, según el Censo 2017.
Pero, ¿ayuda realmente esta denominación? Según el director Observatorio Nacional de Envejecimiento (ONE), Juan Carlos Molina, “estoy de acuerdo con esta medida, siempre que haya un Estado que quiera legislar, actuar y ser coherente en políticas públicas hacia la tercera edad y que no sólo sea un trabajo de computador”.
Puntualiza que “la cuarta edad debería tener una acción prioritaria en una política pública que ha estado carente en el estado chileno. Es adaptar, acelerar, priorizar para optimizar el tiempo y la calidad de llegada de esas políticas públicas”.
Una mirada un tanto más crítica sobre este nuevo concepto es la que da la enfermera y experta en salud del adulto mayor de la U. San Sebastián (USS), Carolina Barrientos. Asegura que “el que se visualice al grupo de adultos mayores ya es positivo, porque se entiende que son un grupo que necesita especial atención al igual que todos los grupos etarios del ciclo vital y si esta nueva denominación implica asignación de nuevos recursos, es aún mejor”.
No obstante, acota que “al visibilizarlos como grupo etario especial (cuarta edad) implica (también) una responsabilidad, no solo desde la nomenclatura sino de visibilizar sus necesidades en torno a derechos, salud, sistema previsional, oportunidades y espacios de recreación”.
Por su parte, para el presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, Homero Gac, cree que esta propuesta tiene dos vertientes: una técnica y otra social y depende de cómo se analice es favorable o no.
“En lo social no ayuda, porque lo que menos quieren los adultos mayores es que se le sigan poniendo estigmas encima. Si ya no le es agradable que le digan de la tercera edad, les gustará menos si les dicen de la cuarta edad. No quieren etiquetas encima. Y desde el punto de vista técnico, sabemos que existen diferencias entre adultos mayores menores de 75 años y mayores de 75 años. Hay más riesgos a medida que va aumentando la edad, y esto es bien dinámico por el cambio y expectativa de edad, entonces cuán útil va a ser realmente definir una cuarta edad es un tema a analizar”, acotó el dirigente.
Lo que se necesita
Consultados sobre qué espacios se ven para generar mejoras en materia de acceso a la recreación y la inclusión, la docente USS dice que “todos los actores de la sociedad estamos invitados a participar, creando espacios de integración, no solo segregados a este grupo de personas mayores, sino que para aprender a interactuar y participar todos juntos, no estereotipándolos como un grupo frágil y dependiente, sino como una oportunidad para aprender de ellos, de su experiencia y la transmisión de valores.
En otros países que han trabajado la temática de adultos mayores - acota- “se han creado instancias de educación, en las cuales se han recogido sus necesidades, llevando incluso a la creación de Universidades para personas mayores, lo cual ha sido una instancia muy exitosa con respecto a la experiencia y número de participantes”.
En tanto, el director de ONE cree que “deberían tener una política pública de priorización por parte del estado chileno. Es adaptar, acelerar, priorizar para optimizar el tiempo y la calidad de llegada de esas políticas públicas. Además, necesitamos una coherencia los 365 días al año y no un disparo una vez al año. Necesitamos una sociedad que los respete, dignifique y valore, y eso pasa por el periodismo, el marketing y como se da a conocer la tercera edad”.