Ingerir  medicamentos, clavos y tornillos o provocarse lesiones y protagonizar líos para que otros los hieran, son parte de las conductas y riesgos suicidas a los que funcionarios de los centros semi cerrados y cárceles de menores del Sename se ven enfrentados casi a diario.

“Siempre hay conductas que pueden llamar la atención, pero uno está tan habituado que se tienden a normalizar las situaciones” decía Marianela Calderón, educadora del CIP CRS Santiago.

Ella junto a casi un centenar de técnicos y profesionales de Arica a Punta Arenas del Servicio Nacional de Menores (Sename), fueron capacitados en el manejo del riesgo suicida por el psiquiatra Juan Andrés Mosca de la facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián.

Fueron tres días consecutivos en los que se abordaron desde las morbilidades psiquiátricas y sicológicas, el cómo diferenciarlas y diagnosticarlas entre sí, detección de factores de riesgo suicidas y  la adaptación de protocolos de trabajo para poder prevenirlo adecuadamente.

Temáticas con las que se persigue según Juan Andrés Mosca “lograr que haya menos niños en el Sename y que ojalá ninguno más muera de causas psiquiátricas debido a la falta de atención adecuada de su riesgo suicida. Acá estamos abarcando toda la gama de situaciones que pueda llevar a un adolecente a intentar suicidarse, tanto desde el punto de vista de su psicopatología individual, como desde los problemas de manejo conductual que hay en los centros”.

La instancia es un hito no sólo a nivel nacional, sino que latinoamericano explicaba Marjorie Maldonado, coordinadora del equipo de administraciones directas del departamento de Justicia Juvenil del Sename “es inédito porque es primera vez que nos juntamos a nivel nacional a reflexionar sobre una problemática muy compleja de muchas variables y factores que confluyen, pero también porque nos sentamos a pensar qué estamos haciendo correctamente,       qué debemos mejorar, y cómo retroalimentarnos de las experiencias teóricas y prácticas para enfrentar una cuestión poco estudiada”.

En los talleres se trabajó también la creación, desarrollo e implementación de protocolos de manejo ante situaciones de riesgo, los que deberán ser construidos por cada centro, de acuerdo a sus propias realidades.

Esto porque hay algunos recintos con sobrepoblación y otros que por su lejanía lidian con otros problemas. Claudia Álvarez, es Jefe técnico del Centro Privativo de Libertad Sename Punta Arenas y reconoce que falta una mirada nacional que impulse a cambiar la cultura en los centros Sename “toda conducta de autoagresión por leve que sea debe ser evaluada. Hay funcionarios que mantienen una postura de que no, no es nada, no se va a hacer nada porque el menor está manipulando y, por el contrario,  se debe instalar que cualquier autoagresión por pequeña que sea es indicador de algo. Entonces es cambiar la cultura no sólo desde el discurso de una o dos personas en el centro, sino que desde una mirada nacional. Los golpes al Servicio le han enseñado que no se puede mirar para el lado, que todo hay que valorarlo e intervenirlo en la dimensión de ese valor. No se puede ignorar nada”.

Esta fue la primera capacitación nacional a funcionarios del Sename organizado por la facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, y se espera para este mes de diciembre realizar un segundo encuentro.