Si el gran tapón en el sistema público de salud es la falta de horas médicas, ¿no podrían acaso otros profesionales del área colaborar atendiendo cierto tipo de requerimientos de los pacientes? Por ejemplo, ajustar las recetas de medicamentos que en una consulta inicial el médico ya prescribió. Que la enfermera que atiende al paciente hipertenso  o la matrona que vigila el esquema anticonceptivo de una mujer, revisara la marcha del tratamiento y afinara la prescripción de los fármacos recetados, aumentando o rebajando la dosis. Eso evitaría que los pacientes tuvieran que pedir hora al médico para una acción que perfectamente podrían ejecutar estos otros profesionales.

Ante tal idea, un 57,7% de los encuestados por IPSUSS estuvo en desacuerdo, pero 38,5% sí aceptó la posibilidad. Un porcentaje interesante de opiniones, que estimula a abrir el debate sobre esto.