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Arsénico: las precauciones a considerar para que no afecten nuestra salud
Académico de la U.San Sebastián, Sergio Alvizú, asegura que pese a que el mineral está presente en casi todo, se puede evitar la exposición ingiriendo productos de otra zona.
Lunes 19 de diciembre de 2016
A fines de noviembre pasado, la secretaria regional ministerial de Salud, Lila Vergara, suspendió el uso de las aguas recreacionales de las lagunas Céjar y Piedra (San Pedro de Atacama), por contener niveles de arsénico 30 veces mayores a los permitidos. Ante este escenario y la constante exposición que tiene la población al mineral pesado, es que el experto en toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián, Sergio Alvizú, realizó un llamado a cuidar a los niños y niñas de las fuentes de consumo.
“Hay que tener claro que el arsénico existe en todo el norte de Chile y siempre va a estar, ya que una de las fuentes que lo contiene es la tierra y también el agua. Sin embargo, esto no es peligroso para el ser humano, a menos que se ingieran cantidades importantes de este tóxico“, explicó, agregando que todo dependerá de cada persona, estatura, peso, estado de salud, pero que siempre la población más vulnerables será la pediátrica.
El académico planteó dos factores preventivos, el primero relacionado con que las personas “tienen la obligación de conocer su entorno, saber las fuentes que contengan altas cantidades de arsénico y evitar su contacto. En lo posible, no consumir alimentos de la zona, ya que éstos están en tierra y regados con el mineral”, comentó.
Además, recomendó beber agua filtrada y estar atentos a signos de complicaciones como insuficiencia renal, pérdida del sistema nervioso periférico, que es el responsable de enviar información sensorial como el dolor en las extremidades y también se debe estar atento al daño cutáneo.
El segundo factor lo relacionó con la responsabilidad de las autoridades de Salud, en este sentido, enfatizó en que se debieran monitorear médicamente a las personas de toda la localidad, “de esta forma, se tendrá una panorama claro si es que este tóxico está afectando o no a los ciudadanos. Esto es más relevante que medir las mismas fuentes”, dijo Alvizú.
Tipos de toxicidad
El profesor Alvuzú explicó que hay dos tipos de toxicidad: la crónica y la aguda. La primera tiene baja letalidad pero es de cuidado. “Lo que ocurre es que bajas concentraciones están constantemente dando vueltas en el cuerpo, las cuales no son suficientes para matar, pero van dañando procesos metabólicos, los que a largo plazo generan todos los problemas”.
Al contrario, la toxicidad aguda representa un riesgo real de fallecimiento. “Es muy poco probable que una ingesta natural provoque este estado. Generalmente se está hablando de personas que lo consumen para suicidarse”, comentó el experto, añadiendo que en el caso de las lagunas, pese a que están fuera de norma, tampoco representan un riesgo letal a quienes las visitan.
“Si un turista se baña una vez y después no está más expuesto a este tipo de fuentes, no le pasará absolutamente nada. El cuerpo tiene mecanismos para defenderse, ahora lo preocupante es la gente de la zona“, concluyó Alvizú.