En primera instancia fue el Colegio de Oftalmólogos del Reino Unido el que advirtió sobre los potenciales problemas de estas extensiones, pero ahora lo ha corroborado, por ejemplo, el Ministerio de Salud japonés alertando sobre las infecciones oculares asociadas a estos productos.

Las complicaciones más comunes que derivan de los tratamientos no regulados son desde la hinchazón del párpado hasta, incluso, perder las pestañas naturales. Y algunas de las malas prácticas asociadas a las pestañas artificiales son, por ejemplo, no asearlas o cambiarlas periódicamente lo que incrementa sustancialmente las probabilidades de generar alergias.

Otro problema vinculado a la utilización de estos productos cosmetológicos es el círculos vicioso de dicho elemento ya que, según indica al Medical Daily el especialista Robert Dorin, “el peso de utilizar extensiones todo el tiempo puede causar tensión en el folículo del cabello y eventualmente hacer que se caiga y que no vuelva a crecer", por lo que no sólo hay que tener cuidado con los elementos asociados de las pestañas sino que también a los plazos.

Es por esto que las recomendaciones relativas al uso de pestañas postizas apuntan a consultar con un especialista, no utilizar por períodos prolongados estos productos y a tener mucho cuidado con la higiene facial y, específicamente, del ojo.