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Últimos cuatro años han sido los más calurosos desde que se tienen registros
Un análisis consolidado de cinco de los mejores conjuntos internacionales de datos, realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), revela que los años 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido los más cálidos jamás registrados
Jueves 14 de febrero de 2019
Los años 2015, 2016, 2017 y 2018 han sido confirmados como los cuatro más cálidos jamás registrados, lo que confirma la continuidad del cambio climático a largo plazo provocado por las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero.
Un análisis consolidado de cinco de los mejores conjuntos internacionales de datos, realizado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), revela que la temperatura media mundial en superficie en 2018 superó aproximadamente en 1,0° grado Celsius (con un margen de error de ±0.13°C) a la de la era preindustrial (1850-1900). Se trata del cuarto año más caluroso jamás registrado.
El año 2016, que sufrió la influencia de un intenso episodio de El Niño, continúa siendo el más cálido del que se tenga registro (1,2 °C por encima de la era preindustrial, usada como referencia). Tanto en 2015 como en 2017 las temperaturas medias mundiales superaron en 1,1 °C las de los niveles preindustriales. Resulta prácticamente imposible establecer una distinción entre ambos años a nivel térmico ya que la diferencia de temperatura es menos de una centésima de grado, lo cual es inferior al margen de error estadístico.
“La tendencia de la temperatura a largo plazo es mucho más importante que la temperatura de cada año, y esa tendencia es al alza”, manifestó el Secretario General de la OMM, señor Petteri Taalas. “Los 20 años más cálidos de los que se tienen datos se han registrado en los últimos 22 años. El ritmo del calentamiento en los últimos cuatro años ha sido excepcional, tanto en la superficie terrestre como en los océanos”.
“No obstante, las temperaturas no son sino una parte del problema. En 2018 los fenómenos meteorológicos extremos y de efectos devastadores afectaron a numerosos países y a millones de personas, y tuvieron repercusiones devastadoras para las economías y los ecosistemas”, señaló.
“Muchos de los fenómenos meteorológicos extremos corresponden plenamente a lo previsible en una situación de evolución del clima. Se trata de una realidad a la que tenemos que hacer frente. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y las medidas de adaptación al clima deberían gozar de máxima prioridad a nivel mundial”, declaró el señor Taalas.
La temperatura media mundial en 2018 fue superior en aproximadamente 0,38 °C (±0.13 °C) a la media a largo plazo del período 1981-2010 (estimada en 14,3 °C). Los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales utilizan este período de referencia de 30 años para evaluar los promedios a largo plazo y la variabilidad interanual de los principales parámetros climáticos, tales como la temperatura, la precipitación o el viento, que son importantes para los sectores sensibles al clima, como son la gestión del agua, la energía, la agricultura o la salud.
La OMM publicará en el mes de marzo su Declaración sobre el estado del clima mundial en 2018. Este informe presentará un panorama completo de la variabilidad y las tendencias de temperatura, los fenómenos de fuerte impacto y comprenderá también indicadores clave del cambio climático a largo plazo, como son el aumento de las concentraciones del dióxido de carbono, la situación del hielo marino en el Ártico y en la Antártida, el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos.
La Declaración final incluirá información facilitada por una amplia gama de organismos de las Naciones Unidas sobre los efectos del cambio climático a nivel humano, socioeconómico y medioambiental. Forma parte de una iniciativa de todo el sistema de las Naciones Unidas destinada a proporcionar a las instancias decisorias información más exhaustiva, que sirva de orientación política, sobre las interacciones entre el tiempo, el clima y el agua y los objetivos mundiales de desarrollo de las Naciones Unidas.
El año 2019 tiene visos de parecerse a 2018.
En Australia el mes de enero ha sido el más caluroso desde que se tienen datos, y se han dado olas de calor sin precedentes por su amplitud y duración. También fue el mes de enero más seco jamás registrado en Tasmania, donde se produjeron destructivos incendios de monte bajo. En vastas regiones de Australia los fenómenos extremos que propician los incendios son cada vez más frecuentes y la temporada de incendios dura más, según la Oficina de Meteorología de ese país.
Por su parte, las olas de calor intensas se están volviendo cada vez más frecuentes a consecuencia del cambio climático.
En enero, mientras en el hemisferio sur se daba un calor extremo, algunas zonas de América del Norte se veían sometidas a un frío extremo.
“El tiempo frío del este de los Estados Unidos de América no desmiente en absoluto el cambio climático”, dijo el señor Taalas. “El calentamiento del Ártico se produce a un ritmo dos veces más rápido que la media mundial y una gran parte del hielo de la región se ha fundido. Esos cambios afectan a las pautas meteorológicas, no solo de la región sino también fuera, en el hemisferio norte en general. Parte de estas temperaturas frías anómalas de las latitudes más bajas podrían deberse a los cambios drásticos del Ártico. Lo que sucede en los polos no se circunscribe a los polos, sino que influye en las condiciones meteorológicas y climáticas de latitudes más bajas, en las que viven cientos de millones de personas”, señaló.