SEÑOR DIRECTOR:

Por años que existe una transversalidad en el diagnóstico: el sistema de salud en Chile tiene serios problemas estructurales. Esas debilidades debían ser resueltas para evitar que escalaran y profundizaran, afectando seriamente a parte importante de la población.

Hoy, en pleno 2023, todo el sistema de salud, tanto público como privado, está cada vez más cerca del knockout: históricas listas de espera; importante deuda económica con prestadores privados; falta de especialistas e infraestructura en la red estatal, y un sistema privado que intenta resistir los embates producidos por fallos de la Corte Suprema, que mantiene a las Isapres al borde de la inviabilidad económica, lo que puede afectar de forma terminal las coberturas de sus afiliados y la sostenibilidad de los centros de salud.

Durante más de 10 años hemos visto cómo tres comisiones de diferentes gobiernos y tres proyectos de ley han sido esfuerzos en vano para dar una solución definitiva al problema. ¿Por qué? Otro diagnóstico evidente y compartido: las diferentes visiones políticas y ausencia de voluntad impidieron la sinergia necesaria para que los actores involucrados dieran el paso final hacia la construcción de un mejor sistema de salud para nuestros pacientes.

Y así, llegamos a 2023 tratando de llegar a esta solución definitiva. ¿Qué lo hace diferente esta vez? Hoy se nos está presentando lo que creemos es la mejor instancia para concretar un cambio real. Un escenario que podemos catalogar como ideal, al ver el sustento técnico del trabajo y las 65 recomendaciones entregadas por el comité experto de la Comisión de Salud del Senado, compuesto por un grupo de profesionales reconocido por su transversalidad. Una valoración fundamental que augura altas dosis de consenso.

Por supuesto, lo político y lo técnico se deben conjugar en una discusión legislativa, pero contar con una base sólida que dé solución a las grandes y urgentes falencias de nuestro sistema de salud es prometedor. Se nos presenta como sociedad una chance única e inmejorable. No desperdiciemos la oportunidad de construir una salud más justa, más equitativa y solidaria para nuestro país.

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