- Usted está en:
- Portada / Columnas de Opinión / Enrique Paris
La ley corta, se quedó corta.
Es difícil sostener y validar como correcta una solución (esta ley) si durante su etapa de construcción se fueron ignorando los diferentes y transversales fundamentos técnicos emanados por un grupo de expertos que precisamente fue convocado por la Comisión de Salud del Senado.
Lunes 20 de mayo de 2024
Una ideologizada, forzada y larga carrera contra el tiempo. En eso terminó transformándose la denominada ley corta de isapres y su discusión legislativa.
Una norma para darle viabilidad al fallo de la Tercera Sala de la Corte Suprema, obligando a las aseguradoras privadas a aplicar la Tabla Única de Factores y a devolver US $1.200 millones de cobros en exceso.
El texto final, proveniente de la Comisión Mixta luego de su paso por ambas comisiones de salud del Congreso, logró transformarse en ley. Si, hoy es ley, ¿pero a qué costo? Diferentes medios de comunicación la han catalogado como una “polémica” ley. Nadie ganó y nadie perdió, aparentemente, ya que ninguno de los sectores políticos se sintió con el derecho a vociferar, con aires de triunfo, una supuesta ganancia política. “Hay cosas que podrían haber quedado mejor”, fue una reflexión repetida por diferentes legisladores luego de aprobarse la iniciativa legal.
Los 39 votos a favor en el Senado y luego los 122 votos obtenidos en la Cámara de Diputados entregaron una ley que debía, entre otros aspectos, evitar la quiebra de las Isapres e impactar de la menor manera posible los bolsillos de sus afiliados. Pero por el contrario, terminó siendo una carga económica de impacto directo en las personas que verán aumentado el valor de sus planes de salud. Y si las Isapres podrán mantenerse en pie, las propias aseguradoras señalan que aún no es posible anticiparlo.
Es difícil sostener y validar como correcta una solución (esta ley) si durante su etapa de construcción se fueron ignorando los diferentes y transversales fundamentos técnicos emanados por un grupo de expertos que precisamente fue convocado por la Comisión de Salud del Senado.
En este sentido, es absolutamente válido señalar que las diferentes propuestas económicas, como la mutualización de la deuda, no lograron prosperar debido a los sendos portazos ideológicos recibidos por parte del oficialismo, utilizando argumentos técnicos que sólo disfrazan las motivaciones que el propio Ejecutivo se encargó de plasmar con mucha antelación. “No apuntamos a ‘isaprizarnos’ sino a ‘fonasear’ a quienes hoy no están en el fondo público”, sentenció el director de Fonasa en los inicios de este largo debate.
La Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) de Fonasa se instaló como la gran estrella desde el Ejecutivo, buscando, a través de un seguro complementario, con componentes similares a un plan de Isapre, ofrecerse como alternativa precisamente a las Isapres. Una modalidad que instala una nueva subdivisión dentro del seguro público: para ser parte de él, no basta con aportar solo el 7%. En la práctica es un plan de Isapre, a pesar de que en algún momento dijeron que las aseguradoras privadas deben desaparecer.
Con la ley corta se buscaba una solución, pero se obtuvo solo un parche. Los fallos de la Corte Suprema le dieron al gobierno el espacio y oportunidad de avanzar en lo que el sistema requiere, pero no lo hizo: un plan de salud universal, el fin al rechazo por preexistencias, instaurar un fondo de compensación de riesgo inter isapres y hacerse cargo del impacto de las licencias médicas, entre otros.
Esperamos que el compromiso establecido por el Ejecutivo para octubre, con una reforma clave al modelo, se cumpla y podamos discutir estos cambios estructurales tan anhelados por la ciudadanía. Chile lo necesita porque la ley corta, se quedó corta.
Ver columna de opínión en La Tercera