La automedicación en Chile es una práctica usual. La venta sin receta de medicamentos y la fácil accesibilidad a ellos favorecen este hábito que puede alterar la salud de las personas que los ingieren sin la orientación necesaria, pues su composición química puede contener sustancias que ocasionan alergias, intoxicaciones o reacciones adversas.

Quienes mayormente consumen estos productos son los adultos mayores, usuarios del sistema de atención primaria, que se quejan recurrentemente de la falta de información y, por lo mismo, los casos de uso incorrecto de medicamentos son habituales.

Buscando aportar en la solución de esta problemática, estudiantes universitarios implementaron en conjunto con la Dirección de Salud de la Municipalidad de El Bosque, el proyecto “Yo me preocupo y aprendo sobre mis medicamentos”, que benefició a los usuarios de seis Centros de Salud Familiar (CESFAM) de la comuna, y en el que intervinieron 27 alumnos y dos docentes de la carrera, junto a tres químico-farmacéuticos del municipio.

El proyecto surgió para brindar un apoyo calificado a pacientes de la tercera edad con patologías crónicas que utilizan medicamentos, a través de la implementación de un plan educativo sobre su uso, incentivando el cumplimiento y la adherencia terapéutica.

Para lograr dicho objetivo se utilizó una metodología de enseñanza deductiva, por medio de la cual se entregó al paciente diferentes conceptos relacionados con el uso de los fármacos, a través de demostraciones prácticas con material audiovisual. Para comprobar el éxito de la capacitación se evaluó el conocimiento y aprendizaje de los pacientes –previo y post sometimiento de la intervención– y el grado de satisfacción.

Masiva intervención

La iniciativa implementada por la carrera de Química y Farmacia de la Universidad San Sebastián, contempló diez talleres educativos en los que participaron unas 95 personas, principalmente adultos mayores. “A través de una charla educativa, actividades y demostraciones prácticas, se les enseñó a los pacientes a comprender la receta de su médico, reconocer las características de los medicamentos, cómo utilizar un pastillero y un calendario de administración”, detalla la académica de la carrera, Marcela Pezzani.

“Los resultados obtenidos demostraron que la intervención fue positiva para los conocimientos de los pacientes, independientemente de los rangos de edad, género y nivel educacional. El 20,4% de ellos mejoró al menos en un 30% sus conocimientos sobre el uso de los medicamentos post intervención”, resalta Pezzani.