En 1950 la mortalidad infantil era de 180 por cada mil nacidos vivos y el porcentaje de niños con bajo peso al nacer, menos de 2,5 kg, era de 23%. Más de seis décadas después esos índices se han reducido a 7 por cada mil nacidos vivos y 2%, respectivamente. Esta evolución se debe principalmente al trabajo liderado por un hombre, el Dr. Fernando Mönckeberg Barros, destacado salubrista, encargado de inaugurar el año académico 2017 de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad San Sebastián, ocasión en la cual hizo un repaso histórico de desarrollo de la salud en nuestro país.

El Dr. Fernando Mönckeberg, de reconocida trayectoria en la salud tanto a nivel nacional e internacional, fue fundador del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, INTA y de la Corporación para la Nutrición Infantil CONIN, en una época en que Chile era un país subdesarrollado y profundas desigualdades que incidían directamente en la salud de la población. Así, ante un público que llenó el Aula Magna del Campus Bellavista, el académico reflexionó sobre la importancia de contar con profesionales de la salud que puedan hacer un cambio efectivo para dar solución a los problemas de la época que les toca vivir.

El INTA, fue el primer ejemplo que cómo en 1954, un grupo de médicos pediatras y bioquímicos, liderados por el Dr. Fernando Monckeberg, se asociaron para crear el Laboratorio de Investigaciones Pediátricas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. El contexto de salud llevó que esta unidad tuviera como principal foco la investigación en desnutrición infantil, que constituía un serio problema de salud en el país. Donde el problema incidía directamente en el desarrollo psicosocial de la población.

En esta misma lucha, donde los profesionales de la salud observaban diferencias abismantes entre un niño bien alimentado en sus primeros años de vida, en contraposición de los desnutridos hijos de familias vulnerables del país, en 1974 se funda la Corporación para la Nutrición Infantil, CONIN. Con un modelo de atención integral, basado en tratamientos médicos, de enfermería, nutricionista, kinesiología, fonoaudiología y psicología, CONIN venció a las patologías derivadas de la mal nutrición a mediados de los 80.

De esta forma, Fernando Mönckeberg, expuso cómo Chile logró dejar el subdesarrollo que teníamos hace 60 años, para convertirnos en una economía pujante y competitiva, “situación que no habría sido posible de no contar con el recurso humano para hacerlo, ya que el superar una población con desnutrición, se incidió directamente en las consecuencias físicas e intelectuales de millones de chilenos”, concluyó el salubrista.