La historia cuenta que Colón descubrió América, que Diego de Almagro hizo lo mismo con Chile, pero que Hernándo de Magallanes estableció las rutas para conectar al mundo a través del Estrecho que lleva su nombre. Es más, algunos autores plantean que no fue Almagro el que descubrió Chile, sino el mismo Magallanes.

Precisamente, la expedición al servicio de la corona española de este navegante portugués fue el tema central del seminario que la sede De la Patagonia de la Universidad San Sebastián desarrolló ad portas de conmemorarse los 500 años de este histórico descubrimiento que permitió el encuentro entre mundos a través de dos océanos.

“Por eso es que el estrecho no es monopolio de Chile”, dijo el profesor Rodrigo Moreno, director del Departamento de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Adolfo Ibañez. “Es parte de la navegación global, de la navegación universal, de la historia marítima mundial”, agregó.

En la oportunidad, estuvo también presente el historiador Rodrigo Ortiz, profesor de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, Perú. El académico explicó que la gesta de Magallanes “es fruto de un largo proceso de creación de ciencia esencialmente portuguesa, pero que en la práctica es llevada a cabo por una expedición, tampoco española, sino castellana”, indicó. Esta situación va a generar incidentes a lo largo de la travesía.

Un mar de conflictos

Fue en agosto de 1519 cuando la expedición zarpó desde Sevilla, pero fue un año más tarde que llegaron hasta el sur del mundo, descubriendo el estrecho que hoy lleva el nombre de Magallanes. Sin embargo, aunque en general les tocó buen clima, el viaje no estuvo exento de dificultades. “El primer gran conflicto que tuvo Magallanes es en la bahía de San Julián, actual Argentina. Ahí tuvieron un motín y debieron pasar todo el invierno en la Patagonia. La expedición debió sortear conflictos internos entre portugueses y castellanos, además de la desesperación por la ausencia de víveres; estos fueron algunos de los motivos que desencadenaron la revuelta”, detalló Ortiz.

Es más, en los antecedentes de esta cruzada se cuenta que sólo la finalizaron 18 hombres de los más de 230 que comenzaron la travesía. “Fue histórica porque fue una navegación larguísima, en la que debieron aprovisionarse con aquello que pudieran encontrar. En el estrecho debieron hacer acopio de víveres, animales y todo lo que pudieron echar mano, porque fue un cruce brutal, el tema del agua, de la comida fresca, era importante”, agregó el académico.

Bajo este mismo escenario, Moreno señaló que en la escuela “se nos enseña que cruzaron el estrecho y ya, pero la verdad es que se demoraron más de 30 días. El 21 de octubre entraron por la primera angostura, y salieron por el otro lado el 27 de noviembre (1520)”.

El académico explicó que después de salir del estrecho, el sentido común era bordear la costa de Chile, pero “por una mala decisión y problemas de cálculo de los capitanes de la expedición, inician un viaje de 102 días hacia Filipinas. En en camino se encontraron con nuevas islas, sin embargo tuvieron la mala suerte que en ellas no había agua. Sólo tomaban agua cuando llovía, porque en general casi siempre hubo buen clima”. Lo anterior significó bajas considerables de la tripulación, incluso también por ejecuciones y deserciones. “Uno de las grandes dificultades que enfrentaron, fue sin lugar a dudas el tema del agua”, concluyó.

Para Sergio Hermosilla, vicerrector de la U. San Sebastián en Puerto Montt, el viaje de Magallanes es una lección acerca de cómo el espíritu humano puede alcanzar sus mayores cotas de potencialidad y conocimiento, además de reafirmar que detrás de cualquier sueño y propósito siempre hay mucha determinación, esfuerzo y tesón.