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Depresión ¿enfermedad o permiso para mostrarse triste?
Cifras dispares, sobreutilización del término y hasta intereses comerciales hacen difícil precisar cuándo realmente una persona tiene depresión y cuándo es sólo un estado de tristeza. El diagnóstico médico es fundamental, porque cuando sí hay una patología es necesario atender al paciente para evitar que se agrave.
Jueves 26 de marzo de 2015
La depresión es una enfermedad que se ha tomado la opinión pública: de simple estado de ánimo negativo pasó a ser considerada uno de los cuatro jinetes del apocalipsis. En otras palabras, una de las cuatro patologías crónicas que afectan a gran parte de la población. Según datos de la OMS este trastorno mental afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, y es la principal causa mundial de discapacidad.
Aunque muchas veces es confundida como un simple estado de ánimo, la OMS la define como "un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración", pero sin que estos síntomas se deban a otras enfermedades, tratamientos médicos o situaciones sociales, como la pérdida de un ser querido o del trabajo.
La doctora Viviana Egaña, psiquiatra infanto-juvenil y académica de la USS, explica que "desde un punto de vista neuroquímico se han postulado que alteraciones en circuitos neuronales están implicadas en la génesis y mantención de la depresión. La serotonina y la noradrenalina son sustancias neurotransmisoras que juegan un rol importante en la regulación del ánimo (entre otras cosas), y es así como la depresión se podría asociar a niveles disminuidos de serotonina y a una respuesta exagerada del sistema noradrenérgico a determinados estresores que activan su respuesta".
Realidad en Chile y cuestionamiento de la enfermedad
Según los datos de la ENS 2010 en nuestro país el 17,2% de los chilenos mayores de 15 años presentó síntomas depresivos en los últimos doce meses suficientes para requerir atención médica. Síntomas que son más recurrentes en mujeres, (25,7%) que en hombres (8,5%). Si bien la encuesta reconoce que estas cifras no indican que las personas realmente tengan depresión, según la misma ENS (gráfico de abajo) el 58% de las personas con este tipo de síntomas dijo haber sido diagnosticado por depresión al menos una vez en la vida, porcentaje que en las mujeres fue del 65,1% y en los hombres de 36,2%.
Son datos que están en concordancia con la OMS, que dice que la mayor parte de los afectados son mujeres. Por otro lado, el 21,67% de los chilenos (gráfico de abajo) dice que le diagnosticaron depresión alguna vez en su vida, cifra que ha hecho cuestionarse a algunos expertos respecto de si la depresión es en realidad una enfermedad, debido a sus difusos límites con los estados tristes, o por el mal uso de esta denominación.
Respecto a este tema, Rodrigo Venegas, psicólogo y coordinador académico de la Facultad de Psicología USS, explica que muchas veces el sobreuso de esta clasificación de enfermedad se debe a que "de cierta manera en la postmodernidad todos somos muy parecidos, por lo que las enfermedades son elementos que te vuelven único. Hay gente que existe por las patologías que tiene".
Por otro lado, el académico de la USS también sostiene que esto también se puede deber a que estar en un estado de depresión "se ve como un elemento permisivo para sentirse triste, ya que te permite hablar de cosas que en otras ocasiones no puedes". De hecho, un reciente sondeo del Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS) mostró también que el 25% de los encuestados no cree que la depresión sea una enfermedad en sí.
Una patología que puede llevar al suicidio
Es probable que, como dice el académico, a veces se sobreutilice este término, y que los expertos e industrias farmacológicas lucren con este tema. Eso sí, no se puede descartar los efectos que tiene esta enfermedad, que según la OMS en sus facetas más graves puede llevar al suicidio. Por lo tanto, urge entender esta situación como un problema de salud pública.
Venegas dice que la forma psicológica y emocional de tratarla se basa "en recuperar las relaciones interpersonales, en tener alguien con quien decir que estás triste, y en desconectarte del mundo laboral, ya que en grandes ciudades, como Santiago, es mal visto no estar estresado. Se trata de cambiar el tejido social".
A su vez, la psiquiatra Viviana Egaña explica que el tratamiento en jóvenes y niños se orienta en "los síntomas del trastorno, pero también en estimular los recursos personales y sociales para prevenir futuras recaídas. Debe ser multimodal, es decir, incorporando el trabajo individual con el de los padres y el colegio. A nivel individual, tanto la psicoterapia como el tratamiento farmacológico han demostrado ser efectivos en depresión. Hay que considerar, eso sí, que los fármacos son menos eficaces en niños que en adolescentes".
Si bien ambos especialistas abordan el tratamiento de esta enfermedad de formas distintas, concuerdan en que esta patología es un problema de salud pública debido a las implicancias que tiene -por ejemplo la discapacidad social que genera-, por lo que es necesario reducir los factores de riesgo y aumentar los factores preventivos para evitar padecer síntomas depresivos.