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Rector Carlos Williamson: “Existe lentitud de las universidades para adaptarse a un entorno en cambio”
Ad portas de los festejos de los 30 años de la Universidad San Sebastián, su máxima autoridad proyecta nuevos desafíos y aborda la situación de la Educación Superior.
Miércoles 22 de mayo de 2019
En octubre de este año, la Universidad San Sebastián (USS) celebrará sus tres décadas de historia. Fue fundada en 1989 en Concepción y su campus Tres Pascuales hoy cuenta con doce mil alumnos. Ad portas de ese hito, su rector, Carlos Williamson, da cuenta de los principales objetivos que se pone el Plantel a partir de los festejos centrales, que se realizarán en la zona y que apuntan a convertir a la USS en una universidad de excelencia.
“La Universidad estaba por cumplir un ciclo, con un desarrollo vertiginoso en los últimos ocho o diez años, pese a que partió con un ritmo lento. Este desarrollo le permite ubicarse entre las instituciones privadas con mayor desarrollo y prestigio del mundo universitario post 1981. Era un momento de reflexión y análisis para pensar el futuro”, afirmó.
Sede Concepción
- ¿Qué desafíos ve usted para la proyección de la sede?
– Tenemos desafíos grandes, pero Concepción sigue liderando y es algo muy alentador pensando que es la sede central, pese a que los efectos de la expansión a otras regiones pudieron ser negativos en su minuto. Buscamos desarrollar un trabajo investigativo pensando en el desarrollo de políticas públicas, pues si bien se han gastado recursos en Santiago, la sede Concepción lidera la captación de recursos públicos y fondos competitivos. Ahí se debe competir con grupos de trabajo, pero también diversificando la fuente de financiamiento. Los principales suelen ser Conicyt y Corfo, pero revisando hoy tenemos un 30% que viene de fondos dispersos, muchos de ellos por medio de fondos regionales.
- ¿Por qué se logra captar esos recursos y contar con otras vías de financiamiento?
– Hay una combinación de factores. Creo que hoy día hay fuentes de financiamiento no tradicionales que están menos explotadas por las universidades. Hablo de aquellas que vienen de alianzas estratégicas entre la empresa y el mundo público. El futuro de la investigación tiene que buscar algún tipo de alianza, pero siempre pensando en que el Estado no va a resolver el problema de financiamiento de las universidades.
- ¿Por qué las Universidades no han explorado fuentes de financiamiento, según su visión?
– Hay lentitud de las instituciones para adaptarse al entorno que está cambiando, y el cambio es buscar fondos privados que acompañen fondos públicos, que reditúen en resolver problemas sociales. Las empresas también están viviendo un cuestionamiento a su rol social pensando si es ganar plata o el bien común. Hay mucha queja pensando en adaptarse a un entorno que llegó para quedarse.
- ¿Ha existido creatividad y gestión propia para ello?
– Exacto. Hay gestión, búsqueda de recursos, y que va aparejado a capacidades académicas que nos permiten entrar a competir y ganarnos recursos, porque estamos exigiendo capacidades, poniéndonos pantalones largos para exigir investigación de alto nivel. Las universidades que investigan son mejores universidades, no debemos perder de vista que en el ADN de la academia está el enseñar lo que estamos investigando. El resultado de ello debe ser que los estudiantes se nutran de un conocimiento que les permita mejorar su formación.
- Los números en matrícula, investigación, docencia y vinculación también hablan de un posicionamiento consolidado…
– Esta es una sede muy potente, muy robusta, con núcleos de investigadores que permiten captar recursos. El otro indicador es el número de publicaciones, donde esa sede lidera en la generación de conocimiento. En materia de postulaciones, nosotros aquí competimos con universidades de prestigio y con gratuidad, donde los años sí importan en la educación superior. La gratuidad ha sido dura, pero no es una valla insalvable. Por ejemplo, nuestros indicadores de admisión son mejores que en Santiago, considerando que el impacto de la gratuidad es más grande acá.
Panorama nacional
- ¿Cuáles son los objetivos fundamentales?
– Este año estamos calentando motores para que la Universidad despliegue sus capacidades para volar a otra altura, reflejado en el plan de desarrollo estratégico que nos permite contar con una carta de navegación para los próximos diez años (2019-2028), con una primera estación en el año 2021, asociado a la acreditación institucional que debemos realizar. Tenemos que hacer este proceso en un momento donde el sistema vive cambios y el objetivo es pasar de la acreditación de cinco a seis años, subiendo de estándar. Esta es una universidad dinámica, que piensa su futuro, emprendiendo el vuelo a gran altura.
- ¿Los cambios propuestos tendrán consecuencias en la estructura actual de la casa de estudios?
– Eso tiene consecuencias en el fortalecimiento de la planta académica, con la incorporación de doctores en todas nuestras disciplinas, y adicionalmente apostamos a acreditar varios doctorados, lo que permitirá el poder incorporamos al Consejo de Rectores, que es el ente público de vinculación del Estado con el sistema universitario. Queremos participar del Cruch, pero debemos tener doctorados acreditados y apostamos a trabajar en Medicina, Sicología, Historia, entre otras áreas.
Complejo escenario en Educación Superior
Parte de la conversación con el rector Williamson estuvo centrada en evaluar el escenario actual en materia de Educación Superior, el cual califica en un estado complejo. Acá algunas reflexiones en distintos ámbitos:
Acreditación: “Aquí hay culpas compartidas. El gobierno ha sido lento para revisar los plazos actuales para la puesta en marcha de los nuevos estándares. Entendemos que se busca dar un año adicional para que los plazos alcancen, pero además se debe pensar que la CNA se debe hacer cargo de todo. Es un trabajo tremendo y el Gobierno ha reaccionado a tiempo, pero otro tema tiene que ser la definición de criterios y como sistema no tenemos tanta experiencia, donde tratamos de responder como podemos“.
Financiamiento: “Tenemos claro que la educación es un derecho social, el tema es cómo lo financiamos. La gratuidad intentó hacerse cargo de un tema que hoy existe, que es que hay personas que no tienen recursos para estudiar, era algo no resuelto. Se habló de la gratuidad universal, que suena lindo, pero es inviable. Para mí el derecho asociado a la gratuidad debe ser solo para quienes de verdad no puedan. La gratuidad universal es un despropósito, ya que lo que uno resta de un lado debe sumarse a otro; es un error que va a costar caro“.
“El problema se produjo cuando se pensó en el tema de financiamiento como una barrera a la equidad, lo que permitió la expansión del sistema y la apertura a los créditos universitarios (CAE), y se instaló la ideología de la gratuidad, que es una falacia, ya que se habló de financiar ese derecho social, que es estudiar. Al final, cuando no tienes los recursos para financiar una necesidad social, tienes que buscar la forma de hacerlo racionalmente“.