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“Control del tabaquismo no es sólo tema de salud, sino de justicia social y desarrollo económico”
Experto mundial de la OMS analizó para IPSUSS los progresos y obstáculos que enfrentan actualmente los países. Opinó que Chile está en una posición de liderazgo y que debe avanzar hacia la cajetilla genérica y el control de los aditivos.
Martes 22 de septiembre de 2015
Armando Peruga, médico español, epidemiólogo y salubrista, administra desde 2009 el programa Tobacco Free Initiative (TFI) en la Organización Mundial de la Salud. Desde esa posición coordina y promueve acciones para que los países miembros avancen en temas de control y regulación de los productos de tabaco.
De visita en Chile, hizo una evaluación sobre el estado actual de las iniciativas, que la OMS acaba de resumir en su Informe sobre la Epidemia Global del Tabaco 2015. Ahí, por ejemplo, se menciona a Chile como uno de los cinco países del mundo (junto con Jamaica, Madagascar, Rusia y Surinam) que desde el último reporte en 2012 implementó una ley sobre espacios libres de humo en ambientes públicos cerrados y lugares de trabajo. |
¿Cuáles son las novedades que usted destacaría en este Informe 2015?
Es básicamente una evaluación de cómo han avanzado seis políticas: la vigilancia epidemiológica, los impuestos, legislación sobre ambientes libres de humo, publicidad, advertencias sanitarias y tratamientos. Yo creo que se está mejorando mucho en el mundo en advertencias sanitarias y ambientes libres de humo, pero Impuestos al Tabaco es la política que menos se aplica en el mundo de una manera efectiva. Ahí vemos poco progreso.
En Chile se ve esfuerzos separados. Salud tiene sus argumentos, pero choca con el tema de comercio internacional, impuestos u otras consideraciones. ¿Es eso común en el mundo?
Hasta cierto punto sí, pero los países que mayor éxito han tenido son aquellos donde los gobiernos ven el problema del tabaco no sólo como un tema de salud sino como un tema de justicia social y de desarrollo económico.
Está claro que, hoy por hoy, en muchos países los que más fuman son los que menos tienen y por lo tanto se origina un problema de justicia social, y también está muy claro –y se va a reconocer ahora a fines de septiembre en las discusiones de la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible de la ONU - que reducir el consumo de tabaco no es un problema sólo de salud sino un problema de desarrollo sostenible.
¿En qué está enfocada actualmente la lucha antitabaco?
Dependiendo del estado de los países hay dos grandes grupos: algunos países ya han implementado medidas muy eficaces en cuanto a impuestos al tabaco, ambientes libres de humo, prohibición de la publicidad, advertencias sanitarias, y muchos de ellos están ya partiendo para tomar nuevas iniciativas de fortalecimiento, fundamentalmente tres.
Primero, empaquetado genérico –para cerrar el círculo de la prohibición de la publicidad-; segundo, la lucha contra el comercio ilícito del tabaco, todavía no entra en vigor pero está aprobado ya el protocolo; y luego todo el tema de aditivos. Hay otro grupo de países que andan un poco más retrasados, y la lucha fundamentalmente es aplicar las medidas más costo-efectivas que ya se han implementado: impuestos, ambientes libres de humo, advertencias sanitarias y prohibición de la publicidad. |
¿En qué consiste este protocolo para el control del comercio ilícito?
Es un tratado internacional dentro de otro tratado internacional-madre que es el Convenio Marco de las Naciones Unidas. Hay un artículo ahí que dice que los miembros podrán negociar un segundo tratado sobre comercio ilícito y así lo han hecho. En forma muy, muy resumida, consiste en dos cosas: generar la cooperación legal y judicial de los países, puesto que el comercio ilícito es por definición transfronterizo, de tal manera que la persecución de los delitos no acabe en la frontera una vez que pasen a otro país; y el otro gran tema es el rastreo y seguimiento de los productos de tabaco, porque la mayor parte del comercio ilícito son productos que fueron producidos legalmente por un fabricante y que en un momento de la cadena de distribución se pierden. Y entonces lo esencial en este caso es que desde el origen hasta el destino haya un sistema que permita a las autoridades saber en todo momento dónde está. Incluso se habla que estos productos lleven un chip que emita siempre su posición y que el GPS permita saber dónde están en todo momento. Hasta ahora hay muchos mecanismos, sobre todo en los puertos francos, donde un barco llega legalmente pero desaparece esa trazabilidad y nadie sabe dónde están los productos.
¿Dónde se da más este comercio ilícito? ¿En países donde hay más altos impuestos o en lugares donde los controles son más laxos?
No, el principal factor que determina el comercio ilícito es la corrupción, no cabe la menor duda. El segundo es la capacidad que tienen los países para fiscalizar sus aduanas, básicamente. La industria dice que son los impuestos, y bueno, un pequeño efecto siempre hay, pero es muy pequeño porque tenemos ejemplos claros de países que tienen impuestos muy bajos con un alto contrabando, y tenemos ejemplos de países con impuestos muy altos y muy poco contrabando. Hay un tema cultural en cuanto a la transparencia, las costumbres que dan lugar a la corrupción, y luego la capacidad que tienen los gobiernos de darle prioridad al tema de control de contrabando, que no sólo es de contrabando, sino de muchas otras cosas.
Las mafias que se dedican a esto no sólo se dedican a pasar tabaco ilegal, se dedican a muchas otras cosas. Por lo tanto es un tema de voluntad política, y hasta cierto punto de recursos. En muchos países la industria se ofrece como amiga del gobierno para trabajar en este tema, y nosotros realmente consideramos que esto tiene que ser completamente independiente y gobernado por las autoridades correspondientes. |
Y usted, como responsable internacional en el tema ¿cómo ve la situación actual? ¿Ve el vaso medio lleno o medio vacío?
Yo creo que desde que entró en vigor el Convenio Marco hace diez años ha habido avances muy claros pero insuficientes. Yo creo que es así como hay que definirlos: se avanza pero todavía no es suficiente. Por ejemplo, en ambientes libres de humo tenemos casi 50 países que han pasado legislaciones muy buenas. Claro, 50 comparado con 1 que teníamos hace diez años es un avance tremendo ¡hemos multiplicado por 50! Pero quedan otros 150 países pendientes. Yo creo que nos gusta ver el vaso medio lleno para satisfacción, pero también lo vemos medio vacío para animarnos a seguir trabajando.
¿Y cómo ve a Chile? De verdad, sin halagos...
Honestamente, yo creo que en los últimos 6 u 8 años Chile ha avanzado mucho y creo que tiene una buena ley de ambientes libres de humo; tiene una aceptable pero todavía mejorable regulación respecto a la publicidad, no tanto en sí misma sino en cuanto al patrocinio y a lo que las tabacaleras venden como responsabilidad corporativa, programas que en realidad son publicidad, y ahí hay que mejorar mucho; tienen una buena legislación sobre advertencias sanitarias, pero hay que dar el paso siguiente hacia el empaquetado genérico; en impuestos también ha habido un aumento importante sobre todo por parte del actual gobierno, pero hay que considerar que los impuestos hay que ir mejorándolos en el tiempo para que no pierdan capacidad de influir sobre el precio real; y en última instancia creo que Chile está en ese punto decisivo donde tiene que empezar a hablar de qué va a hacer con los aditivos. Entonces yo creo que Chile ha hecho mucho pero está en una posición importante -e incluso diría de liderazgo no solamente en América Latina sino en el mundo- para dar los pasos siguientes y seguir el camino que han hecho Brasil, Canadá e incluso el Reino Unido.