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Responsabilidad del profesor en prevenir lesiones deportivas en estudiantes
Somos los responsables de encantarlos y llevarlos a practicar actividad física responsablemente, formando y cuidando su cuerpo hoy, para que mañana sean adultos encantados con la actividad física...
Viernes 21 de agosto de 2015
Nuestra sociedad nos invita día a día a llevar una vida activa, desarrollando actividades físicas desde nuestra más tierna infancia, entendiendo que la actividad física mejora nuestra salud y por sobre todo nuestra calidad de vida, pero existe un elemento con el cual debemos ser muy cuidadosos y que guarda relación con el hecho de que la actividad física que desarrollamos debe ser controlada y muy controlada por un profesional de la actividad física, me refiero específicamente a un profesor de Educación Física, quien es el responsable de velar porque estas actividades sean beneficiosas y no generen problemas, ni lesiones de carácter físico, las cuales pueden tener un gran impacto en la calidad de vida las etapas de adulto o adulto mayor.
La responsabilidad del Profesor de Educación Física aparte de desarrollar una didáctica pertinente que aplique diversas metodologías de enseñanza para el adecuado aprendizaje de los distintos contenidos a tratar, debe estar centrada o debiera estar centrada en el cuidado de las personas que están bajo su dirección. Y este cuidado parte de un elemento simple y básico, pero que no por su simpleza deja de ser complejo. Este elemento es el examen de aptitud física que debemos exigirle a nuestros estudiantes, el cual debe ser emitido por un médico y debe indicar que el estudiante está apto para desarrollar actividad física "moderada", poniendo énfasis en que debe ser moderada, ya que es una clase de educación física y no un entrenamiento deportivo.
Ahora bien, esta responsabilidad es compartida con los padres, aunque debe ser exigida por nosotros los profesionales de la educación física, a quienes sugiero que en forma complementaria creemos una ficha de historia médica y antropométrica de nuestros estudiantes, aplicando y registrando evaluaciones al aparato locomotor, analizando posibles alteraciones funcionales, entre las cuales se pueden mencionar las asimetrías, deformaciones, deficiencias estructurales, tonos musculares y por último propongo aplicar un test básico como el test de Ruffier-Dickson u otro que consideren pertinente y que permitirá medir la resistencia aeróbica al esfuerzo y la capacidad de recuperación cardiaca del estudiante antes de iniciar las clases sistemáticas.
A partir de estos elementos administrativos el profesor puede estar en condiciones de desarrollar sus clases con cierta certeza de no provocar lesiones o problemas físicos a los estudiantes, sin embargo queda otra etapa que hay que considerar y que tiene que ver con la exigencia que hacemos a los estudiantes en el desarrollo de la clase, debiendo ser esta exigencia "moderada", en consideración a que el estudiante tiene solo 2 o 4 horas de clases semanales distribuidas en uno o dos días, lo que involucra en esencia que la actividad debe ser de baja intensidad, es ahí donde el profesor aplica sus conocimientos y sobre todo la experiencia para no sobre exigir a los estudiantes, ya que esta sobre exigencia puede provocar lesiones o más aún puede generar riesgos para la salud difíciles de dimensionar.
Es por ello el llamado a los docentes de la Educación Física a tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos en la salud de nuestros estudiantes, somos los responsables de encantarlos y llevarlos a practicar actividad física responsablemente, formando y cuidando su cuerpo hoy, para que mañana sean adultos encantados con la actividad física y que no sufran las consecuencias de haberse lesionado en una clase de educación física, lo cual en la juventud es casi un anécdota, pero que en la adultez se sienten las consecuencias de cada una las lesiones adquiridas en esta etapa.
Imagino de muchos de quienes leen este artículo, aún recuerdan aquellos esguinces cervicales al efectuar una voltereta sin una adecuada preparación o aquellos Test de Cooper agobiantes en los cuales corríamos por una nota que tenía una escala idéntica para todos los estudiantes del curso, teniendo como entrenamiento solo 2 horas semanales de clases, o esos esguinces o luxaciones de dedos cuando nos vimos enfrentados a jugar voleibol sin tener las clases necesarias para poder ejecutar un adecuado golpe de dedos.
Pienso que nuestro desafío como profesionales de la educación física, es lograr que los estudiantes aprendan y se entretengan a través del movimiento, tomando todos los resguardos necesarios para que nuestra actividad no resulte traumática y muy por el contario resulte un grato recuerdo que incite a practicar más y más actividad física.