Columna: Esos padres somos nosotros

De algún modo no somos capaces de salvaguardar sus etapas, y por esta razón no cuidamos su inocencia y pureza... ¿El resultado? Niños confundidos, queriendo ser quienes no son y comportándose con una agresividad completamente desproporcionada a los hechos.

Martes 26 de julio de 2016

Columna: Esos padres somos nosotros
escrito por

Claudia Varela, coordinadora PPE Ipsuss

Queremos ser exitosos en nuestros trabajos y tener un lugar reconocido entre nuestros pares; debemos ser buenos hijos, amigos, parejas y excelentes padres para sentirnos completamente validados ante la sociedad. Esto nos lleva corriendo día a día, sin darnos cuenta de qué forma se nos escapa de las manos la vida; porque ya no la vivimos, solo estamos pasando por ella sin sembrar nada.

Con el vertiginoso ritmo que tenemos hoy, la lucha entre el querer y deber ser; nos olvidamos de la dedicación y cuidado que necesitan nuestros hijos, nietos o sobrinos, lamentablemente hemos contaminado también a los niños; esto lo vemos reflejado en los tremendos y complejos cambios conductuales que están manifestando cada vez desde más pequeños.

De algún modo no somos capaces de salvaguardar sus etapas, y por esta razón no cuidamos su inocencia y pureza... ¿El resultado? Niños confundidos, queriendo ser quienes no son y comportándose con una agresividad completamente desproporcionada a los hechos.

Al parecer nosotros perdimos la brújula, porque no sabemos hacia dónde vamos; y mientras tanto nos comportamos de manera errática con nuestros hijos, poniendo generalmente el énfasis en el “el tiempo “que les dedicamos. Por un lado exigimos excelencia académica (no importando el nivel en el que se encuentre nuestro hijo) y por otro somos tremendamente permisivos; ya sea para premiarlos o por “culpa” por no brindarles algo que no queremos reconocer, y que es más fácil llamarle “tiempo”.

Nos ocurre que cuando nos enteramos por los medios o redes sociales que un joven se suicidó, o que en el colegio XX unas niñas están golpeando a otra, o que para ser respetado hace e insta a su grupo a hacer bullying a quienes consideran débiles, que una niña practica sexo oral a sus compañeros, o que para validarse ante sus pares un niño ingresó droga al colegio; cosas que desgraciadamente están ocurriendo cada vez más a menudo, nos sorprende y comentamos con nuestros amigos: ¿Dónde están esos padres? ¿Por qué no hacen nada? ¿Cómo no se dieron cuenta antes? Pero no somos capaces de reconocer que esos padres somos nosotros. No significa que somos unos villanos o que no queremos lo mejor para nuestros hijos, es solo que lamentablemente nos perdimos un poco en este proceso.

Los invito a detenerse un momento y hacer un pequeño ejercicio; cierren los ojos, relájense y piensen en lo más importante que tienen. Después de un rato, sonreirán porque estarán viendo unas hermosas caritas y recordarán porque hacen todo lo que hacen.

Si les ocurrió eso, entonces se dieron cuenta que estamos a tiempo de cambiar la forma en que estamos haciendo las cosas y entregarles a nuestros hijos lo que es realmente importante; nuestro amor, atención, consejos, límites, directrices y lo esencial acompañarlos en el duro camino diario que significa crecer en el mundo de hoy; donde la competencia, la tecnología y el correr diario los lleva desde muy pequeños a un individualismo extremo, y esto gatilla los altos índices de depresión en niños y adolescentes.

Esta es una labor que debemos realizar cada uno de nosotros a diario. Brindándoles una protección responsable, recuerden que un árbol para crecer derecho y sano necesita agua, abono y a veces unos palos que le permitan crecer derechos; lo que quiere decir que solo nosotros podremos ser los guías que los harán crecer más seguros y felices de quienes son.

Sitios de interés