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Crisis social: ¿Cómo explicarle a los niños?
En estados de crisis o convulsión social, los niños y adolescentes requieren de una atención preferente, por la etapa de desarrollo cerebral en la que se encuentran. Los adultos tienen un rol clave no solo para explicar lo que está sucediendo, sino también para sintonizar con sus sentimientos y empatizar con ellos.
Lunes 18 de noviembre de 2019
No debemos minimizar la forma en que nosotros, como adultos, explicamos y reaccionemos a lo que está sucediendo en el país. Para los niños puede resultar difícil comprender lo que está ocurriendo ya que aún no tienen el desarrollo cerebral y el nivel de experiencia que les permitan interpretar las distintas situaciones.
Los niños aprenden de los adultos que los rodean, ya sean sus padres, abuelos, profesores o vecinos, la forma de interpretar los fenómenos y, por eso, como adultos debemos cuidar nuestros mensajes, porque ellos se apropian de nuestra manera de interpretar la realidad.
En el corto plazo, los efectos de la violencia y crisis social en ellos, pueden manifestarse a través de irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño o retroceso en el control del esfínter, dependiendo de la etapa del desarrollo en la que se encuentren y, a mediano y largo plazo, podrían ser más susceptibles al estrés.
Es importante que el acceso a la televisión e Internet sea muy restringido y supervisado para los niños pequeños con la finalidad de que no estén expuestos a escenas reiteradas de violencia y, también, que seamos cuidadosos de nuestras propias reacciones y opiniones al ver noticias o reportajes en la TV.
¿Qué hacer y decir a los niños?
Algunas recomendaciones:
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Lo primero es facilitar que se sientan cuidados por los adultos que los rodean, a pesar de las circunstancias que estén experimentando. Ellos se dan cuenta de que algo está sucediendo y debemos dar espacios para explicarles.
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Así, se vuelve fundamental acoger las preguntas que expresen, ya que es la forma que tienen de comprender lo que está sucediendo. Es importante no burlarse ni invalidar sus preguntas, respondiéndolas de forma respetuosa, usando palabras sencillas y dando ejemplos que puedan comprender.
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Podemos además considerar estos momentos como una oportunidad para dialogar, conectarse, empatizar con ellos y validar lo que sienten. Al validar sus sentimientos, la intensidad de estos tiende a disminuir y se maneja mejor el estrés que puedan estar experimentando.
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En las conversaciones que mantengamos con ellos, podemos deslegitimar la violencia como una forma de resolver los conflictos.
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Finalmente, podemos brindarles espacios para proponer soluciones, como una forma de canalizar lo que piensan y sienten al respecto. Así les transmitimos confianza, validamos su lugar en la sociedad para que aportar desde sus propias experiencias.