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No sólo el paso de los años agudiza la pérdida auditiva
El uso de ciertos medicamentos, algunas enfermedades, traumatismos y factores hereditarios se relacionan con la pérdida de audición que deteriora la calidad de vida física, social y emocional de los afectados.
Lunes 13 de junio de 2016
Quizás usted nunca ha oído la palabra presbiacusia o, si la escuchó, tal vez no sepa de qué se trata. No resulta extraño porque es una enfermedad poco diagnosticada, a pesar de que afecta a un alto porcentaje de la población adulta mayor. La mayoría, por desconocimiento, no consulta.
Manuel Luna USSLa presbiacusia es la pérdida de audición generada por el envejecimiento. “Se inicia en forma paulatina e imperceptible, pero luego de unos años llega a comprometer la capacidad para entender el habla”, comenta Manuel Luna Monsalve, director de la carrera de Fonoaudiología de la Universidad San Sebastián. Puntualiza que se estima que cerca del 30% de las personas mayores de 60 años tiene algún tipo de pérdida auditiva, porcentaje que aumenta hasta un 90% en los mayores de 80 años.
La presbiacusia es un tipo de hipoacusia que afecta principalmente al oído interno, específicamente a las células ciliadas externas y a sus estructuras anexas, explica el académico.
Factores
Dice que se debe considerar que la audición se comienza a perder desde el momento en que la persona nace. La causa fundamental es la edad. Sin embargo, se debe tener en cuenta que hay otros factores como traumatismos, exposición a ambientes ruidosos, hereditarios, uso de medicamentos que dañan el oído (algunos tipos de antibióticos) y enfermedades crónicas (hipertensión arterial, cardiopatías, diabetes mellitus y dislipidemias).
El especialista indica que según el Estudio Nacional de Dependencia en Adultos Mayores (Enadeam), realizado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Chile (INTA) por encargo del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), existe una tendencia al aumento del autorreporte de problemas auditivos con la edad, esto quiere decir que los adultos son cada vez más conscientes de su pérdida auditiva.
Aquellos adultos mayores que pierden la audición ven altamente deteriorada su calidad de vida. “La hipoacusia se asocia a depresión, deterioro cognitivo, alteraciones conductuales y del sueño, disminución de la actividad social, fuerte deterioro de la comunicación y alteraciones de la memoria. Afecta, por tanto, la capacidad psíquica, física y social asociada al déficit cognitivo, a las alteraciones del humor y a los desórdenes del comportamiento”.
En los casos en que además presenten alteraciones visuales, aumenta el riesgo de accidentes ante situaciones como sirenas, timbres y dificultad para usar el teléfono, comprometiendo la integridad física y por ende la capacidad de vivir de forma independiente.
De acuerdo a la última Encuesta Nacional de Discapacidad, las personas que presentan problemas auditivos y que declaran que esto les ha afectado para realizar un trabajo remunerado alcanza hasta el 16%.
Soluciones
El profesor Manuel Luna plantea que, considerando el envejecimiento poblacional de nuestro país, es importante implementar una política pública de detección temprana de la presbiacusia. “La Academia Americana de Medicina Familiar recomienda la realización de tamizaje (screening) auditivo subjetivo seguido de consejería y derivación apropiada en paciente desde los 40 años”. Como más de la mitad de los pacientes con pérdida auditiva tienen menos de 65 años, es importante comenzar el tamizaje antes de esta edad, indica.
Lo relevante es que hay solución. “Actualmente se dispone de ayudas auditivas (audífonos) que mejoran la calidad de vida aunque no todos los pacientes se benefician de igual manera con éstos, depende el grado de pérdida y la calidad de los audífonos”.
Con todo el profesor dice que hay otras medidas que se deben considerar: evitar ruidos fuertes o al menos reducir el tiempo de exposición a los mismos (o bien, utilizar tapones u orejeras especiales), evitar la automedicación y controlar las enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, dislipidemias.
Para quienes se deban relacionar con personas con déficit auditivo, “es mejor hablarles a una velocidad normal, sin exagerar los sonidos, con tono de voz ligeramente elevado pero sin gritar, pues el grito distorsiona el habla y dificulta la comprensión. Lo ideal es mirarlos de frente para que puedan aprender a leer los labios y sin ruido de fondo”.
Para último, “se debe insistir en la importancia de consultar al médico otorrinolaringólogo en caso de presentar deterioro auditivo para buscar la solución adecuada no atribuyendo como única causa el proceso de envejecer”, comenta el académico USS.