El que se estén botando desechos hospitalarios en el relleno Santa Marta no es un hecho menor. Así lo advierten especialistas que enumeran los riesgos y faltas que esto significa.

El director ejecutivo de Chile Ambiente, Patricio Rodrigo, sostiene que “es una aberración, porque los desechos hospitalarios tienen mucho cloro, y éste es  precursor de la dioxina (compuesto químico contaminante). Entonces, que el relleno no haya tenido evaluación de impacto ambiental es negativo para la imagen política ambiental chilena y debe corregirse”.

Según figura en la página web de la autoridad sanitaria, Santa Marta, tiene autorización de residuos no peligrosos, específicamente de residuos domésticos. Un giro que ampliaron cuando obtuvieron, sin evaluación de impacto ambiental, la autorización para el proyecto plan de manejo para la recepción de residuos de establecimientos de atención de salud en 2014.

Para Patricio Rodrigo, un proyecto o una actividad que debió ser sometida a evaluación de impacto ambiental y haber contado con una resolución de calificación ambiental que le definiera las condiciones para poder operar, “es un incumplimiento legal grave”.

Esa falta a la categorización de los residuos es un tema de salud pública dice la directora de la carrera Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental de la Universidad San Sebastián, Carolina Pizarro “en este minuto hay cualquier cosa en ese relleno sanitario, habían refrigeradores, perros muertos, cosas que se descomponen fácil y cosas que no son biodegradables, y esa falta de prolijidad, de clasificación hace que el proceso de degradación de la basura no sea el óptimo”.

En medio de esas críticas, la Superintendencia de Medio Ambiente, solicitó la prohibición de funcionamiento del relleno Santa Marta “la medida provisional consiste en la prohibición de la recepción de todo tipo de residuos (domiciliarios, hospitalarios e industriales) en el relleno”, según señalaron. Un cierre que llegó antes desde la Corte de Apelaciones de San Miguel, que acogió orden de no innovar y prohibió el funcionamiento del vertedero.

Según la especialista ambiental de la ACHS, Ximena Arancibia, los desechos peligrosos, como los hospitalarios, tienen riesgos distintos a los domiciliarios, y van desde lo biológico, microbios y virus, mientras que los domésticos son elementos orgánicos y papeles, cartones. Elementos muy distintos”.

 En esa línea, Patricio Rodrigo señala “no podemos llevar a un relleno sanitario desechos hospitalarios, porque muchas veces llega gente, imagínense llegan jeringas que están infectadas con sida y la gente que anda recogiendo cachureos se pincha con esas agujas, es realmente peligroso para la salud que se tome ese tipo de práctica, yo no lo me explico y no creo que tenga un tipo de respaldo legal muy sólido haber tomado esa decisión”.

 Tanto Rodrigo, como Pizarro emplazan a que debieran haber autorizaciones y fiscalizaciones que involucren a la autoridad sanitaria y medioambiental porque, de lo contrario, ocurren estas cosas que finalmente afectan a la población.

 Por último, esperan que el ministerio de Salud a través de la  autoridad sanitaria metropolitana fiscalice los impactos a la salud y también la Superintendencia de Servicios Sanitarios analice lo que pasa con los líquidos percolados, “si es que están llegando a los cursos de agua superficiales o subterráneos y, si se están tomando las medidas de mitigación o de reparación que corresponde”.