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Bullying escolar: Especialistas entregan claves para enfrentar el aumento de este problema
Luego de dos años de restricciones debido a la pandemia, la aclamada vuelta a la presencialidad a clases sorprendió al llegar de la mano del aumento de la violencia en los colegios. ¿Cuál ha sido el factor gatillante? ¿Qué pueden hacer las comunidades educativas? Dos especialistas de la U. San Sebastián entregan su visión y la forma para enfrentar el problema.
Lunes 11 de abril de 2022
El suicido es la segunda causa de muerte juvenil en Chile; el acoso escolar multiplica por once veces las ideas suicidas en jóvenes de 10 y 19 años; y entre 80 y 100 jóvenes a la semana lo intentan; lamentablemente, tres de ellos lo logran. Se trata de cifras alarmantes y que se intensificaron durante la pandemia.
El problema se presenta a nivel global, motivo por el cual la Unesco decretó que, desde 2020, en plena pandemia, el primer jueves de noviembre de cada año se conmemore el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso.
Para Carola Quinteros, directora de la Escuela de Pedagogía en Educación Diferencial de la Universidad San Sebastián (USS), la presencia del COVID-19 trajo muchos problemas en las familias: separaciones, violencia familiar, alcoholismo, consumo de drogas, incertidumbre laboral y económica, muertes de familiares, que de alguna manera repercutieron en la vida y salud mental de niñas, niños y jóvenes, repercutiendo en cuadros de ansiedad, estrés y depresión entre otros.
La falta de socialización presencial fue reemplazada por la virtual. Las redes sociales pasaron de un pasatiempo entretenido a una forma de comunicación que se prestó para el bullying. Se generaron formas de actuar violentas y muchas veces validadas por el entorno, que aumentaron los niveles de estrés y agresividad.
La especialista afirma que “si tú estás dos años viendo a un youtuber famoso que resuelve sus problemas con la pistola o el cantante de moda que habla sobre esto y es el popular, y que durante estos dos años esto ha pasado a ser tu mundo real, en el momento en que te enfrentas a la sociedad, tomas lo más cercano que tienes y lo aplicas”.
Carmen Birke, directora del Diplomado en Gestión de la Convivencia Escolar de la USS, agrega que “no solo los jóvenes tienen este problema, si no que éste aqueja a las y los profesores. Llevamos dos años en que el colegio y la familia no han estado formando a nuestros alumnos, dada la priorización de objetivos a nivel escolar en el medio virtual y a que las familias han estado aquejadas de altos niveles de estrés”.
La ONG Bullying Sin Fronteras recibió -sólo en marzo de este año- 120 denuncias por comportamientos de acoso o agresión en colegios, públicos y privados, del nivel primario y secundario. En 2021, el aumento de casos bordeó el 40% con respecto al año anterior.
Cómo abordar el problema
Dar espacio a las emociones. “Es el primer paso -señala Carola Quinteros-. No las tapemos, no las anulemos. El profesor, el adulto, el apoderado, digamos que sí tenemos miedo, que estamos cansados, que sí me quedaría en la casa. Si damos este espacio, le damos un contexto a los jóvenes para que expresen verbalmente lo que les está pasando. Muchas veces vemos que ellos están tristes, y están manifestándolo con ira”.
Fortalecer la autoestima. La profesional agrega que “hay que fortalecer la autoestima, el autoconcepto, el validarse constantemente, otorgarles a nuestros niños y niñas este colchón emocional desde la educación primaria. No debemos olvidar que esto es una responsabilidad de todos, pues desde la casa tiene que haber una disposición a educar en todos estos valores. Si necesitamos que nuestros hijos vean menos el celular, usemos como adultos menos el celular. Si queremos saber de nuestros niños, usemos las mismas aplicaciones que ellos para conocerlas bien y poder conectar con este nuevo mundo de las redes sociales. Los niños están todo el tiempo observándonos. Tratemos de ser coherentes. Volvamos a mirarnos”.
Protocolos de convivencia. Carmen Birke dice que “existen herramientas como los protocolos de convivencia que deben funcionar en todos los establecimientos educacionales. Cuando hay una denuncia, las escuelas, colegios y liceos están obligados a actuar regidos por este protocolo, por lo menos como una base. Se entrevistan a los estudiantes, a los agresores, se habla con las familias, el curso, entre otras medidas. Además, hay un encargado de la Convivencia Escolar, una figura escolar especializada en este tema y existen comités de convivencia y Consejos Escolares que se reúnen para evaluar y ejecutar estos planes”.
Medidas sistemáticas. Pero esto, a ojos de ambas académicas, debe ser algo sistemático y complementarse con una revisión de contenidos de manera periódica, con una construcción en conjunto de los planes y desde una mirada al contexto en el que se mueven los alumnos.
Poner límites. Birke sostiene que “los más críticos en este problema son los alumnos de entre 10 y 13 años, en plena prepubertad, entre quinto y octavo básico. Ellos se dan cuenta de que pueden manipular a su antojo los objetos tecnológicos, y si no se les cuestiona ni se les pone límites, y las consecuencias que producen sus actos pueden ser graves. Los colegios deben realizar acciones preventivas, hacer actividades en los cursos que hablen de fortalecimiento de valores, del respeto, la empatía, la solidaridad; trabajar con el rol de cada uno dentro los cursos, por ejemplo, para empoderar a los compañeros y compañeras a evitar la llamada ley del silencio y hablar en defensa de los que están sufriendo acoso”.
No es trivial entonces, la preparación que hay que tener para abordar este tema, es por esto por lo que, desde el Diplomado en Gestión de la Convivencia Escolar de la USS, se forman a las personas que así lo deseen para poder trabajar en el ámbito, conocer las políticas que hay en el país para saber lo que los colegios deben hacer, qué apoyo hay desde la parte psicológica, el desarrollo socio emocional.
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