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Coronavirus: Qué es, cómo muta y cómo traspasó de animal a humano
El coronavirus pertenece a una familia de virus denominada nidovirales de genoma de ARN de sentido positivo, y su nombre se debe a que las proteínas de su superficie tienen una conformación similar a una corona.
Lunes 10 de febrero de 2020
Una de las noticias que ha marcado este año es la aparición de un misterioso virus en una ciudad del centro este de China. Ante ello, la alerta mundial ha sido rápida y muchos países están tomando medidas.
Pero, ¿qué es un virus y cómo se comporta? Según explica la viróloga e investigadora de la Universidad San Sebastián (USS), Andrea Rivas, “un virus es un agente infeccioso microscópico que necesita infectar una célula para poder multiplicarse. Contienen su propio material genómico, que les permite llevar la información y reproducirse”.
Precisa que existen virus de distinto tipo, con diversos genomas y características estructurales, que les permiten tener distintas maneras de infectar a los organismos y consecuentemente, producir variadas patologías.
Respecto al Covid-19, la también directora del Magíster en Biomedicina Molecular USS dice que “es de una familia de virus denominada nidovirales de genoma de ARN de sentido positivo, y su nombre se debe a que las proteínas de su superficie tienen una conformación similar a una corona. Estos virus normalmente infectan animales, pero algunos de ellos, como el virus del síndrome respiratorio agudo severo, o SARS, o del síndrome respiratorio del Medio Oriente, o MERS (que son coronavirus), también infectan humanos”.
La académica acota que este nuevo virus -según la secuencia de su material genómico- pertenece a la familia coronavirus y se parece a SARS en un 80%. De hecho, “es un virus respiratorio como SARS y usaría el mismo receptor celular para reconocer la célula que infecta. Sin embargo, el 20% de diferencia en el genoma de CoV-2019 podría causar diferencias en su patogenicidad. De hecho, los datos que se tienen hasta ahora muestran que es menos agresivo que SARS y causa 10 veces menos mortalidades que éste”, añade.
- ¿Es recurrente el traspaso de virus de animales a humanos?
- Algunos tipos de virus tienen la capacidad de ir mutando rápidamente. Las mutaciones son azarosas, y como resultado sobreviven los virus que mantienen o mejoran sus capacidades infectivas. En los virus denominados zoonóticos (que pueden traspasarse de una especie a otra) las mutaciones en las proteínas virales que reconocen a las células que serán infectadas puede permitirle adaptarse para infectar humanos o a otros animales relacionados.
Las mutaciones que confieren estas nuevas capacidades no son tan drásticas, lo que hace en extremo dificultoso que ocurra un traspaso de especies no relacionadas (como se ha especulado con CoV- 2019, que su animal original o reservóreo, eran serpientes). Además, debe haber una cohabitación entre el animal original que era infectado, y el nuevo animal a infectar. Este tipo de situaciones las hemos visto anteriormente en influenza, donde existe convivencia entre las aves o cerdos infectados con los humanos.
También ocurrió en SARS, donde el reservorio ancestral es el murciélago, y probablemente de ahí se traspasó al gato civeta, desde el que se traspasó al humano con el que convivía en las granjas de este animal. En el caso de CoV-2019, también hay una convivencia entre los mamíferos reservorios infectados (que según algunos estudios científicos también pudiera ser el murciélago y el gato civeta) y los humanos.
- ¿Una vez en el organismo humano, el virus sigue mutando?
- Sí. Las tasas de mutación van a depender de las características del virus y de la presión selectiva, es decir de cómo influye el ambiente en el que está el virus. Existen virus que se encuentran muy cómodos en el organismo, que no generan una gran respuesta inmune, se multiplican lentamente y, por lo tanto, mutan poco.
Sin embargo, existen virus más agresivos, que generan una gran respuesta inmune, son más mortales y mutan más, ya que requieren cambiar para evadir al sistema inmune del animal. Además, esto está influenciado por el tipo de genoma del virus. Los virus de ARN, como los coronavirus, mutan más que los virus de ADN, ya que estos últimos poseen mecanismos que impiden las mutaciones.
Los coronavirus tienen altas tasas de mutación, que les permite adaptarse a nuevas condiciones. De hecho, SARS mutó durante los dos primeros años de la epidemia para unirse mejor a su receptor celular aumentado la virulencia en humanos, pero MERS no ha mostrado altas tasas de mutación que afecten su virulencia en humanos desde el 2012, por lo que no podemos predecir qué pasará con CoV-2019.
- ¿Debemos acostumbramos a que cada cierto tiempo surjan distintos tipos de virus?
- Puede ser que sí, pero hay que considerar que cada vez estamos más preparados para enfrentar este tipo de situaciones. El hecho de que en ocasiones se nos haya advertido que la influenza del año iba a ser muy agresiva, reforzó los cuidados de la población en términos de medidas higiénicas, como el lavado de manos, o estornudar en el codo, que, aunque parecen detalles, pueden hacer cambios significativos en la transmisión de las enfermedades. Esto resultó en que la influenza no está causando grandes problemas en la población.
Sumado a eso, las nuevas herramientas de la biotecnología hace mucho más rápida la generación de vacunas, y en el caso en que éstas no se logren, la ciencia permite conocer a tal detalle los comportamientos de los patógenos, que las terapias paliativas son muy efectivas. Basta observar lo que ocurre con el virus del Sida, para el que, si bien no existe una vacuna, si es diagnosticado a tiempo, la terapia le permite al paciente hacer una vida normal.
- ¿Qué tan factible es que se encuentre una vacuna contra el Covid-19?
- Como es un virus nuevo, recién está comenzando a estudiarse. No se conoce claramente su vía de transmisión, aunque análisis científicos permiten sugerir que proviene del gato civeta, y que puede transmitirse entre humanos por vía aérea.
Sin embargo, la ciencia avanza a pasos vertiginosos, lo que nos hace ser muy positivos en este aspecto. A principios de diciembre 2019, se detectaron los primeros casos de una neumonía atípica, y ya un mes después se tenía el genoma secuenciado del virus y desde el 13 de enero se cuenta con un protocolo de detección específico de este coronavirus. Esto hace pensar que en muy poco tiempo se contará con metodologías preventivas o paliativas para tratar esta enfermedad.