El 30 de noviembre y el 1 de diciembre cerca de 290 mil estudiantes rendirán la PSU, examen que les otorgará el derecho de ingresar a la universidad. Una prueba, genera muchas expectativas en los alumnos, llevándolos incluso a cuadros de ansiedad y mala alimentación que les afecta en su rendimiento.

Es por esa razón, que expertos de la Universidad San Sebastián (USS), concuerdan en que hoy el nivel de vida no privilegia una buena alimentación y el estrés es parte integrada en el día a día.

La profesora de la Facultad de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Joanna Rudman, afirmó que "nos encontramos inmersos en una sociedad globalizada que exige individuos cada día más aptos y capacitados para enfrentar y resolver los problemas tanto laborales, como sociales y emocionales. El estrés condiciona no sólo los hábitos alimentarios, sino también lo que hay detrás: el proceso metabólico nutricional y la situación de satisfacción de las necesidades nutricionales. Las consecuencias pueden ser varias: un retraso en la digestión, una inadecuada y disfuncional forma de metabolizar los alimentos, lo que puede conllevar a trastornos que pueden llegar a ser crónicos e incidir en la salud de la persona".

Además, el profesor de la Facultad de Psicología, Rodrigo Venegas, argumentó que "un joven que está dando la Prueba de Selección Universitaria (PSU) se encuentra inmerso en una vorágine de tensiones personales y sociales. Ante este cúmulo de tensiones, es esperable niveles de ansiedad ante lo inminente de dicha prueba. Sin embargo, es importante recordar que la ansiedad tiene en psicología al menos dos perspectivas: Por una parte, nos permite mantenernos activos, anticipar y reconocer el peligro preparándonos para la acción y por otra parte, mas "negativa" vinculada a la interferencia de las actividades cotidianas o una sobre respuesta frente a un estímulo que afecta nuestro quehacer cotidiano".

De esta forma los expertos concuerdan que es inevitable que los estudiantes sientan ansiedad, nervios o intranquilidad, provocando efectos en el cuerpo, como dolores estomacales u intestinales. Esto porque el cambio de etapa es muy significativo, ya que de cierta forma el alumno pierde su terreno conocido, como el colegio, sumado a dudadas vocacionales y motivaciones para el estudio.

A esto se le agrega, la presión familiar, ya que todos esperan lograr el ingreso a la universidad, estudiar una carrera y sostenerse en el sistema universitario. También hay que considerar las tensiones sociales asociadas a la rendición de la PSU como un rito social de cambio, en el que el estudiante logra mayor autonomía dejando atrás la infancia.

"En relación con la reacción frente al medio aparecen una serie de efectos biofisiológicos y mentales relevantes: entre los primeros contamos dificultades para dormir como iniciar el sueño o sostenerlo durante la noche, lo que impide el efecto reparador del mismo, y además tenemos percepción de tensión, aprensión, preocupación y pensamientos negativos de no poder cumplir con las expectativas", aseguró Rodrigo Venegas.
La docente de Nutrición y Dietética USS comentó que "es importante que ante dolor de estómago o náuseas por los nervios elijan alimentos frescos y livianos como frutas, ensaladas, jugos naturales, yogurt, jalea, quesillo en pequeñas cantidades y de acuerdo a la tolerancia individual. Es importante evitar que la mañana del examen consuman alimentos muy fríos, pues las bajas temperaturas aceleran el peristaltismo intestinal por lo que pueden ser poco tolerados".

Además, los profesionales entregan consejos para evitar problemas que puedan afectar el rendimiento de la PSU, como evitar alimentos que puedan tener un riesgo microbiológico como mariscos crudos, o sushi, lo que podría provocar alteraciones intestinales.

Venegas por su parte comentó que la PSU es una prueba de conocimiento y no de habilidades influenciada por factores externos, no siendo la única alternativa académica. Además se puede rendir varias veces, por lo que el fracaso social debe ser revisado y analizado con criterios de realidad para evitar ansiedades y angustias.