Hace unos días se confirmó en países de Europa un brote de una enfermedad llamada viruela del mono. Se trata de una infección que se detectó por primera vez en  seres humanos en 1970 en la República del Congo, y a partir de entonces, en algunos países de África Occidental y Central. Eso hasta el 2003, año en que se registraron los primeros casos fuera de esa región, en Estados Unidos. 

Se trata de una enfermedad provocada por virus transmitido de los animales a las personas. Se asocia a roedores y monos, y también se puede transmitir de persona a persona.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que "la tasa de letalidad se ha situado por lo general entre el 1 y el 10% en caso de brotes y la mayor parte de las defunciones se producen en los grupos etarios más jóvenes. Si bien no hay tratamiento ni vacuna para esta enfermedad, la vacunación antivariólica previa ha resultado también muy eficaz para prevenir la viruela símica".

Se puede presentar: fiebre, dolor de cabeza intenso, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor lumbar, falta de energía y dolor muscular, además de la erupción cutánea característica de la viruela, la cual afecta mayormente al rostro y luego el resto del cuerpo.

El periodo de incubación, es decir, desde que se contrajo la infección y se presentan los primeros síntomas,  se produce entre los seis a 16 días. 

Su contagio puede producirse por contacto estrecho con secreciones infectadas de las vías respiratorias o lesiones cutáneas de una persona infectada.

Sobre la gravedad de la enfermedad, el infectólogo y decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la U. San Sebastián, Carlos Pérez, indicó que "puede producir en algunos casos complicaciones, cuadros sistémicos, cuadros graves, que pongan en riesgo la vida. La mortalidad en general es baja, pero el mayor riesgo está en personas que padecen enfermedades crónicas".