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Por qué el trastorno del espectro autista desafía la generalización
Las personas del espectro autista requieren de diversos apoyos y situaciones de aprendizaje ajustadas a sus necesidades de tipo sensorial, comunicativa, lingüística y relacional.
Lunes 9 de septiembre de 2019
Marcelo es capaz de recordar nombres y personas con solo verlas y escucharlas, aunque haya sido una vez; José Luis reconoce melodías inéditas y las almacena en su memoria, reproduciéndolas con una rapidez y gracia particularmente atractiva. Aníbal asombra por sus capacidades analíticas con las cuales destaca en asignaturas asociadas a las ciencias, física y matemática. Así como ellos y tantos otros, son increíblemente diversos los potenciales y las habilidades que logra alcanzar una persona del espectro autista a lo largo de su vida.
“Esta diferencia, muchas veces tiene rasgos que no son comprensibles por una sociedad de comportamientos socialmente unificados como la nuestra”, dice la académica de Pedagogía en Educación Diferencial de la U. San Sebastián, Claudia Flores.
Destaca que “hay que entender que las necesidades sensoriales, que muchas veces requieren las personas del espectro autista, son particulares y se explican por una necesidad de restablecer su equilibrio y seguridad en relación con lo que observan, tocan, escuchan o huelen. Por consiguiente, el conocer sobre la condición nos ayuda a comprender, a derribar mitos y brindar una mirada y actitud más comprensiva respecto a los diarios y permanentes desafíos que implica vivir y educar a niños, jóvenes y adultos del espectro autista”.
Actualmente, añade, “miles de padres y estudiantes con dicha condición, buscan una oportunidad en el sistema educacional chileno. Muchos lo hacen en escuelas especiales o centros de atención infantil; otros tantos transitan por la educación regular perteneciendo a programas de integración escolar, y aquellos que han terminado dichos ciclos formativos, se encuentran en el sistema de educación superior”.
Asimismo, Flores puntualiza que “desde ahí la experiencia de nuestra Universidad ha sido un comienzo lleno de retos y aprendizajes, puesto que aquellos jóvenes desafían la generalización y requieren una educación o formación pensada en sus necesidades, para visibilizar y destacar sus habilidades como también aportes con los que pueden contribuir en nuestra sociedad actual. Independiente de la modalidad educativa escogida, las personas del espectro autista -desde la educación inicial hasta la formación para la vida adulta y el trabajo- requieren de diversos apoyos y situaciones de aprendizaje ajustadas a sus necesidades de tipo sensorial, comunicativa, lingüística y relacional”.
Y agrega: “sólo algunas modificaciones intencionadas en estas líneas pueden provocar un gran beneficio para que ellos logren funcionar de la manera más efectiva en entornos naturales, potenciando sus recursos personales y reduciendo situaciones estresantes y carentes de estructura, factores que afectan directamente el aprendizaje de una persona con trastorno del espectro autista. Respetar los tiempos de trabajo, organizar las actividades de manera estable y ordenada; anticipar las situaciones que ocurrirán, visibilizar el tiempo a partir de calendarios o agendas diarias, pueden llegar a ser acciones esenciales y prioritarias para considerar cuando compartimos con personas autistas”.
Finalmente, la docente USS acota que “cuando convives de cerca con esta condición, te permites entrar en un proceso de transformación personal que siempre te lleva a un aprendizaje nuevo; mejoras tu desempeño profesional, te desafías a ser mejor profesor, un mejor mediador para ellos. Se trastocan tus creencias porque comprendes que el mundo puede ser más simple, más real y más intenso. La educación chilena no puede seguir en deuda. Hoy es un buen momento para empezar”.