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Lo que nadie le ha dicho acerca de los alimentos que consume
En los alimentos envasados hay azúcares escondidos bajo otros nombres, grasas de diversos tipos y hasta sal en los helados. Si uno no está atento a revisar los contenidos, puede terminar comiendo algo que no puede o confiar en lo que no debe. ¿Sabe a qué nos referimos? Siga leyendo.
Lunes 21 de septiembre de 2015
Comer y nutrirse son dos cosas distintas. Y es justamente al no tener clara la diferencia cuando aparecen los problemas. Porque la alimentación saludable es mucho más que sólo verse mejor ante el espejo. En una alimentación saludable uno debe fijarse en los nutrientes y no sólo en las calorías. Pero para eso es indispensable saber qué es lo que uno está comiendo, elegir los productos adecuados y balancearlos entre sí, especialmente cuando se trata de alimentos que han sido procesados y envasados en forma industrial.
Un alimento puede decir que es light, reducido o bajo en, lo que se toma como si tuviera poca o nada de azúcar. En realidad esas palabras quieren decir que ese alimento en particular tiene menos de 'algo' que en su versión normal, pero ese 'algo' no necesariamente es azúcar, y para saberlo hay que leer la etiqueta. |
"Es importante que las personas no sólo lean el etiquetado, sino que sepan interpretarlo", explica Dominique Díaz, nutricionista de la U. San Sebastián. "El primer ingrediente que sale en la etiqueta es el que está en mayor porcentaje en el alimento. Entonces a veces una mermelada dice sin azúcar, pero su primer ingrediente es pulpa de durazno, y luego dice jarabe de fructosa. Eso quiere decir que igual trae azúcar".
Los nombres ocultos más comunes del azúcar son sacarosa, fructosa, jarabe de maíz, dextrosa y maltosa. En cuanto a la sal, todos los alimentos que tengan la palabra sodio o sódico la traen. La sal está presente en muchos alimentos porque -además de salar- tiene propiedades de conservación. Por eso hay productos insospechados, como los helados, que pueden llegar a tener altas concentraciones de este mineral.
Lo mismo ocurre con las grasas y aceites. ¿Qué significa que un producto tenga grasas hidrogenadas? ¿o que sea libre de grasas trans? Todos esos elementos de información son claves a la hora de elegir los productos más conveniente para la salud. Pero si uno no sabe interpretarlos, de nada sirve.
Por eso, en el Programa Paciente Empoderado hay un taller especial de Nutrición dedicado a enseñarles a las personas cómo interpretar los etiquetados de los envases, y a distinguir cuáles son los verdaderos niveles de azúcar, sal, grasa y otros componentes que pueden mejorar o perjudicar su salud. |
"La base de todo es la alimentación. Las personas que están con patologías se pueden controlar solamente con la alimentación, y si estamos desajustados en algún control, ahí partimos con un fármaco", explica Nicole Rojas, también nutricionista de la U. San Sebastián y profesora de los talleres de Paciente Empoderado. |
Ahí las profesionales se han encontrado con algunas sorpresas. Dominique Díaz asegura que "la mayoría de los pacientes que tenemos toman bastantes fármacos y creen que la pastilla es la milagrosa, y que con eso todo está solucionado. Y no es así". |
Además están los mitos. Dicen que muchos diabéticos que han atendido ni siquiera sabían en qué consistía su enfermedad hasta que asistieron a su curso. Algunos incluso hacen su dieta en base a creencias sin fundamentos, por lo que dejan de consumir masas o frutas, cuando en realidad el azúcar de estas últimas está lejos de ser perjudicial.
La ventaja de estos talleres es que los participantes aprenden sobre sus propias enfermedades crónicas, especialmente diabetes, hipertensión y dislipidemia (condición de salud que altera las concentraciones de grasas en la sangre), que tienen una estrecha relación con la alimentación. |
De ese modo, las personas logran comprender qué les conviene comer según sus necesidades particulares. Y también cuánto y con qué frecuencia.
"Si uno come cada cuatro horas, con porciones adecuadas, consumiendo altos contenidos de fibra y agua durante ese período de comida, no le va a dar hambre hasta el siguiente turno de alimentación", dice Nicole. Así se puede evitar el picoteo entre comidas que no aporta nutrientes, sólo calorías.
Un consejo clave para cualquier persona. Elija qué cosas le conviene consumir, cuánto y con qué frecuencia. Es el primer paso para empezar a nutrirse... y no sólo comer o satisfacer el hambre.