Según el Informe Mundial de Situación sobre el Alcohol y Salud 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los chilenos consumen 9,3 litros de alcohol puro per cápita, cifra que está sobre el promedio de países de Latinoamérica. Además, los estudios en población general y escolar del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) han evidenciado que la ingesta está normalizada en el país y que los episodios de embriaguez entre quienes declaran haber bebido durante el último mes, adultos y adolescentes, está por sobre el 50%.

A raíz de ello, Senda junto a otras instituciones nacionales y extranjeras, realizó el estudio “Costos Económicos y Sociales del Consumo de Alcohol en Chile 2018”, donde se constató que en 2014, 36 personas fallecieron diariamente por causas relacionadas al consumo abusivo de alcohol en el país, es decir un, 13% de las muertes registradas ese año.

Senda precisa que “una década antes de que se realizara este estudio el número de muertes asociadas al alcohol llegaba al 10%. El estudio también muestra que el costo asociado, si se consideran aspectos de salud, productividad laboral, crimen y violencia, entre otros, es de 1,5 billones de pesos anuales”.

Para abordar esta realidad, la entidad está trabajando con municipios e intendencias para reducir la oferta física de alcohol. Además, una de las medidas que ha mostrado mayor éxito son los Controles Preventivos a Conductores. En 2018 se realizaron 234 mil 177 controles para evitar que quienes conducen bajo los efectos de bebidas alcohólicas pongan en riesgo su vida y la de los demás.

Según precisa Senda, “el consumo de alcohol es un problema hoy y también para el futuro, pues según el XII Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar presentado en diciembre de 2018, “uno de cada tres escolares de entre octavo básico y cuarto medio dice haber consumido alcohol durante el último mes, y de ellos, el 61,7% declara haberse embriagado, es decir tomó 5 o más tragos en una sola ocasión. Además el 40% de los escolares aseguran que les sería fácil o muy fácil conseguir alcohol. Al ser consultados directamente por la forma en que lo consiguen el 23,4% dice que lo compró o directamente en supermercados, botillerías o minimarket, el 19,3% responde que lo hizo a través de familiares mayores de 18 años y el 20,7% explicó que lo obtuvo a través de otra persona mayor de edad. La encuesta sigue presentando cifras alarmantes al respecto”.

Enfermedades relacionadas

Según informa Senda, “los costos directos relacionados con atención en salud representan el 5,5% del presupuesto total del sistema de la salud público para el año en 2018 y el 220% del ingreso total por impuesto específico al alcohol recaudado durante el año 2015”.

“Del costo directo en atención en salud -acota- el 36,5% se debe a enfermedades cardiovasculares, el 26,5% se atribuyó a lesiones, tanto no intencionales como intencionales, y el 13,4% a enfermedades digestivas; en otro grupo de patologías están el cáncer, enfermedades perinatales y las asociadas al consumo abusivo, que llegan casi al 20%”.

La entidad finalizó señalando que “los investigadores advierten que el estudio se realizó con estimaciones muy conservadoras en todos los ámbitos, pues no estuvo disponible la información para todas las dimensiones teóricas de costos incluidas en estudios internacionales, por lo que piden considerar esto como un “escenario mínimo”. Este estudio se realizó con los últimos datos disponibles tanto de organismos públicos como privados”.

Chile y alcohol 

Para el psicólogo de la Facultad de Psicología de la U. San Sebastián, Rodrigo Venegas, “lo que sabemos del alcoholismo es que es multifactorial. Hay investigaciones que nos muestran que hay ciertos sujetos con cierta predisposición a adicciones. Es una predisposición biológica. No a todo el mundo el alcohol u otro tipo de sustancia le genera la misma adición; esa es una base biológica que se ha descubierto en los últimos años”.

“Ahora - añade- a eso debemos agregar cierta normalización y aceptación del consumo desmedido de alcohol y ahí sí entramos con los patrones culturales. En Chile, se comienza más temprano el consumo y por ende, hay mayor probabilidad que haya adición. También sabemos que en las familias donde existe consumo de  alcohol, los hijos presentan mayor normalización del consumo, que pueden ser un factor de riesgo para el alcoholismo. Un tercer factor es la presión social: los comerciales, publicidad. Y en términos de dinámica familiar, existen familias donde hay consumidores problemáticos de alcohol y la misma familia facilita esto”.