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¿Su hijo presenta obesidad? Puede prevenirla con los hábitos en la casa
Privilegiar frutas, verduras, legumbres, carbohidratos complejos y proteínas magras, en desmedro de aquellas preparaciones azucaradas, instantáneas, con más grasas y fritas, puede hacer la diferencia.
Jueves 22 de diciembre de 2016
Los resultados del Simce de Educación Física 2015 revelaron que cuatro de cada diez escolares de octavo año básico presentan obesidad, lo que se traduce en un aumento significativo de esta condición en los estudiantes de nuestro país.
Si bien se debe reconocer que en los últimos años se han implementado algunas iniciativas que han tenido como objetivo la disminución de los índices de sobrepeso y obesidad, por ejemplo, el programa “Cinco al día” del Inta, que busca que las personas coman cinco porciones de frutas y verduras cada día; “Elige vivir sano”, que procura motivar a la población a adquirir hábitos de actividad física y alimentación saludable, y la nueva normativa de etiquetado para alimentos altos en calorías, sodio, azúcares y grasas saturadas, los resultados entregados por el Simce demuestran que el fenómeno sigue en aumento.
En este contexto, es importante señalar que la escuela -a través de la Junaeb, por ejemplo- ha llevado a cabo iniciativas para combatir la obesidad de los estudiantes, convirtiéndose en un lugar propicio para impulsar la prevención de esta patología.
No obstante, los esfuerzos que se hagan en los establecimientos educacionales no tendrán los efectos deseados sino se llevan a cabo también en los hogares. Por ello, es muy importante que los niños y jóvenes tengan en casa una dieta con características similares a las recomendaciones fomentadas en la escuela, es decir, con la cantidad adecuada de nutrientes y calorías según su edad y actividades desarrolladas durante el día.
Para conseguir esto es muy importante que los padres o responsables del cuidado de los menores posean conocimientos y creencias adecuadas acerca de la elección y combinación de alimentos más frescos y saludables como frutas, verduras, legumbres, carbohidratos complejos y proteínas magras, así como su preparación (cocida, al horno o al vapor), en desmedro de aquellas preparaciones azucaradas, instantáneas, con más grasas y fritas. Esto porque, ciertamente, las compras de los alimentos y su manipulación dependen de ellos.
Una vez que la casa sea una extensión del efecto formativo de la escuela, se podrá constatar una mejora en los niveles negativos que actualmente afectan a la infancia y juventud de nuestro país, para dar paso a una generación de adultos más saludables.