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Embarazo adolescente y vínculos familiares
Según reportes del programa de Salud Integral de Adolescente del Ministerio de Salud de Chile, el 2013 la tasa de natalidad en mujeres adolescentes de 15 a 19 años fue de 46.3 por cada mil mujeres, observándose un descenso de cuatro puntos en comparación a 2012. Así, el 2015, se observaron 1800 gestaciones menos en este grupo etario que el 2014.
Martes 7 de junio de 2016
Más de siete millones de mujeres menores de 18 años cada año son madres adolescentes, de las cuales 70.000 mueren por complicaciones del embarazo y del parto y dos millones de estas gestaciones acontecen en niñas menores de 15 años.
Los embarazos en adolescentes ocurren con una frecuencia muy variada entre las distintas regiones, no obstante, cerca de 95% se presentan en los países en desarrollo. Un denominador común en todos los estudios, es que la inequidad, la pobreza y la falta de acceso a la educación y a los servicios de salud sexual reproductiva, son variables asociadas a una mayor frecuencia de una maternidad precoz. Se ha demostrado que si la joven está rodeada de un medio hostil, asociada a la violencia, baja autoestima y sin proyección, la hace vulnerable a iniciar relaciones sexuales tempranas, incluso de embarazarse con tal de evadir o huir del medio en el que se encuentra.
Por otra parte, si bien la génesis del embarazo adolescente es multifactorial, existe un aspecto antropológico poco estudiado y que se refiere a la transmisión generacional de madres adolescentes. Se ha observado que en familias de bajos ingresos, donde la mujer fue madre precoz y encabeza el rol de jefa de hogar, ésta se convierte en la proveedora principal de los alimentos, por tanto, en esta estructura interna muchas veces no tiene en quien delegar las responsabilidades de las labores de casa y este rol adulto se transfiere tempranamente a los hijos, principalmente a las niñas.
En la adolescencia, se genera entonces una especie de competencia e identificación de esta hija con su madre, donde puede observarse la repetición del fenómeno y esta joven puede tener su primer hijo casi a la misma edad en que lo hizo su progenitora. Este modelo interno de abuela, madre e hija con historia de embarazos adolescentes se hace consistente con una historia de vida de estrés familiar y de inequidad, lo que provoca la aparición temprana de la actividad sexual y la reproducción.
En nuestro medio se ha difundido recientemente que los casos de embarazo adolescente han disminuido notoriamente en los últimos años. Según reportes del programa de Salud Integral de Adolescente del Ministerio de Salud de Chile, el 2013 la tasa de natalidad en mujeres adolescentes de 15 a 19 años fue de 46.3 por cada mil mujeres, observándose un descenso de cuatro puntos en comparación a 2012. Así, el 2015, se observaron 1.800 gestaciones menos en este grupo etario que el 2014. Esta disminución se ha asociado a la implementación de la pastilla anticonceptiva de emergencia y a la oportunidad de disponer de nuevos métodos como el Implanon, un dispositivo hormonal que se instala bajo la dermis y que tiene acción anticonceptiva por varios años.
Si bien este descenso de embarazos adolescentes es un gran avance, no debemos olvidar que, de cada 1.000 mujeres adolescentes de nuestro medio, 29 vive la experiencia de una maternidad precoz, de tal forma que 30.000 partos se producen al año en adolescentes.
Desde una perspectiva de derechos sexuales y reproductivos, para prevenir y continuar este descenso de la gestación adolescente, es necesario fortalecer los vínculos familiares, fortalecer los programas de consejería y educación sexual, fortalecer la autoestima y los proyectos de vida en los programas educativos y continuar trabajando por la equidad y superación de la pobreza.