Enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares (ECV), son patologías crónicas en conjunto con el cáncer, que afectan al 60% de la población chilena y constituyen la primera causa de muerte en el país.

Viernes 7 de octubre de 2016

Enfermedades cardiovasculares
escrito por

Erica Castro, académica U. San Sebastián

El Ministerio de Salud de Chile desde hace años declaró agosto como el mes del corazón, con la finalidad de desarrollar actividades que vayan en la prevención de las enfermedades cardiovasculares (ECV), ya que estas patologías crónicas en conjunto con el cáncer, afectan al 60% de la población chilena y constituyen la primera causa de muerte en el país.

De hecho, la Estrategia Nacional de Salud 2011-2020 incluye metas e indicadores para aumentar los factores protectores de la salud cardiovascular y mejorar la sobrevida de las personas que han tenido estos eventos. 

Pero, ¿qué se sabe actualmente de aspectos de salud sexual reproductiva (SSR) humana asociados a la ECV? La disfunción eréctil es un trastorno altamente prevalente entre los varones adultos, de causa psicológica, orgánica, o una combinación de ambas. Entre sus formas orgánicas, la disfunción eréctil vascular es considerada la más prevalente, con factores de riesgo cardiovascular y de aterosclerosis. Es de destacar que varias investigaciones señalan que los síntomas de la disfunción eréctil a menudo coexisten con una ECV silenciosa. De este modo, la disfunción eréctil vascular sintomática, puede proporcionar al cardiólogo, un potente marcador de riesgo cardiovascular aumentado que debe considerar. 

Por otra parte, la ECV es la principal causa de morbilidad y mortalidad en mujeres. En la última década se ha mostrado evidencia que varios trastornos de la gestación y ginecológicos están relacionados con un mayor riesgo de ECV. Recientemente, la American Heart Association (AHA) incluye los trastornos relacionados con el embarazo como preeclampsia, diabetes gestacional e hipertensión gestacional como factores de riesgo de ECV. 

En 2012, la Sociedad Holandesa de Obstetricia y Ginecología iniciaron un trabajo para definir directrices sobre la gestión del riesgo cardiovascular después de los siguientes trastornos: preeclampsia, hipertensión gestacional, parto prematuro, aborto involuntario recurrente y síndrome de ovario poliquístico.

Las mujeres con trastornos de la reproducción y relacionadas con el embarazo son diagnosticados a una edad temprana, de ahí que esta información tiene el potencial de identificar mujeres con alto riesgo de ECV, que podría apoyar el desarrollo de estrategias preventivas precoces y evitar muertes y secuelas asociadas. 

Un hallazgo novedoso en la literatura, es que la interrupción de la lactancia afecta el riesgo de una mujer de enfermedad metabólica y cardiovascular, dado que el amamantamiento induce la movilización de las reservas de grasa y la modulación de la reactividad al estrés materno. Mientras más una mujer amamante, este riesgo de ECV estaría disminuido. Una razón más, para favorecer la lactancia. 

En nuestro medio, las patologías hipertensivas asociadas a la gestación tienen una importante frecuencia, de ahí que nuevos desafíos se nos presentan. Además de considerar la obesidad y el tabaquismo como factores de riesgo asociados a la ECV, incorporar recomendaciones en la atención clínica, sobre la gestión del riesgo cardiovascular después de que una mujer ha presentado una preeclampsia o trastorno hipertensivo del embarazo.

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