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¿Qué problemas tiene la restricción vehicular en Santiago?
¿Por qué la medida se orienta sólo a reducir la contaminación y no se considera una medida más integral y permanente, que ataque también la congestión?
Domingo 2 de junio de 2019
Este mes comenzó la restricción vehicular 2019, que contempla dos dígitos diarios de restricción para vehículos inscritos hasta septiembre de 2011. Se trata de una medida que generaría una reducción de alrededor de 200 mil vehículos diarios, orientándose principalmente a reducir la contaminación.
¿Qué problemas trae ésta consigo? En primer lugar, el hecho que se circunscriba sólo al interior del anillo Américo Vespucio y que deje fuera las autopistas urbanas, sin duda es un criterio más que cuestionable. En segundo lugar, no todos los automóviles contaminan lo mismo; los vehículos Diesel posteriores al 2011 son entre dos y tres veces más contaminantes que catalíticos más antiguos (CEP, 2016). Finalmente, ¿por qué la medida se orienta sólo a reducir la contaminación y no se considera una medida más integral y permanente, que ataque también la congestión?
Si queremos tener una ciudad más vivible, con menos congestión y contaminación, desafortunadamente tenemos que hacer un esfuerzo. Eso se traduce en medidas permanentes (es decir, no sólo entre mayo y agosto), que se orienten explícitamente a reducir tanto la congestión como la contaminación.
¿Qué medidas se debieran tomar entonces? Una de las más eficaces para combatir la congestión es la Tarificación vial, destacando ciudades como Londres, Estocolmo, Oslo y Singapur. En Londres, por ejemplo, se logró una reducción del número de vehículos que ingresaban al perímetro céntrico de 30%, durante los primeros 6 meses de aplicación. El problema de esta medida es que es “políticamente incorrecta”, por lo que los gobiernos no están dispuestos a implementarla.
Una alternativa al punto anterior es la restricción vehicular inteligente (Montero et al, 2018), que políticamente es más factible de implementar. Ésta considera una restricción de cuatro dígitos para todos los vehículos, pero con una opción de eximición, previo al pago de un pase diario, lo que evitaría la compra de un segundo automóvil. La recaudación del pase se destinaría íntegramente al transporte público, generando así un efecto redistributivo.
Esto generaría una disminución de 14% de los tiempos de viaje en auto y de más de 30% de las emisiones. Reducción progresiva de la participación de vehículos más contaminantes.
En base al daño medioambiental que generan los motores a combustión interna (Barahona et al, 2018; Rizzi y De la Maza, 2017), se propone que durante el período crítico (mayo – agosto) el pase diario, señalado anteriormente, estuviese disponible sólo para los vehículos Diesel inscritos con posterioridad a septiembre de 2011 (equivalente a la norma Euro V) y para vehículos bencineros inscritos posterior a septiembre de 2005 (equivalente a la norma Euro III).
Fortalecer la fiscalización, a través de medios de detección automática (cámaras, tag). Y por último, incluir dentro de la restricción la provincia de Santiago más las comunas de Puente Alto y San Bernardo.
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