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Expectativa económica: crecimiento bajo amenaza
La inercia de la situación económica actual muestra que, aunque se empiece a crecer a tasas del 4% o 5%, el PIB difícilmente lo hará por sobre el 3% anual.
Viernes 3 de mayo de 2019
Chile es uno de los países con su economía más abierta al mundo, por lo que la situación internacional le afecta en forma muy importante. Por ello, cuando la economía mundial está bien, nuestro país crece bastante más de lo que hace el resto del mundo, pero cuando la economía mundial está débil o enfrenta una crisis, nuestro país muestras tasas de crecimiento muy bajas, independiente de lo bien que lo haga el manejo económico del país.
En el agregado, nuestra política económica de apertura al mundo ha posibilitado, en las últimas cuatro décadas, un crecimiento promedio superior al de los países desarrollados, lo que ha significado distanciarnos de América Latina y acercarnos al nivel de los países desarrollados.
Hoy, la guerra comercial de Estados Unidos y China, con la tendencia al cierre de importantes mercados internacionales, la tensión en Europa producto del Brexitinglés, el menor crecimiento de los países de oriente y la importante crisis de Argentina –la peor de los últimos años–, está afectando de manera importante el crecimiento de nuestra economía a pesar de los ingentes esfuerzos de nuestras autoridades económicas, con un proyecto tributario que busca reincentivar la inversión que, aun cuando ha mostrado signos de mejora, está lejos de lo que requerimos para volver a crecer a tasas significativas. Todo ello mejoraría las expectativas y la confianza de los agentes económicos en el accionar del Gobierno.
De no mediar un cambio significativo en la situación mundial, lo que permitiría un renacer de las expectativas económicas de los agentes económicos chilenos, unido a la aprobación de la reforma tributaria, no parece posible alcanzar durante este año una cifra de crecimiento del producto superior al 3.0%.
Desgraciadamente, nuestra economía está enfrentando esta crisis mundial muy debilitada producto de errores importantes del gobierno pasado. Solo la desafortunada implementación de una reforma tributaria durante el gobierno anterior representó una caída del producto tendencial de nuestra economía en, al menos, 0.5%, llevándolo a una cifra levemente superior al 3% anual.
La reforma laboral también implicó un golpe importante a las expectativas de los agentes económicos y un desincentivo a la contratación de mano de obra en un periodo de fuerte ingreso de inmigrantes. Además, la desaceleración económica global también nos está afectando en forma negativa. Por ello, de no mediar un cambio significativo en la situación mundial –como podría ser el fin de la guerra comercial con un acuerdo entre los dos colosos económicos mundiales implicados–, lo que permitiría un renacer de las expectativas económicas de los agentes económicos chilenos, unido a la aprobación de la reforma tributaria del Gobierno actual, no parece posible alcanzar durante este año una cifra de crecimiento del producto superior al 3.0%.
Desgraciadamente, el estancamiento del sector minero, la sequía que ha afectado fuertemente la producción agrícola de la zona central del país, que –a la fecha– no muestra un cambio importante, la herencia de un déficit público creciente y de tasas negativas de crecimiento de la inversión no auguran modificaciones relevantes en la tasa de crecimiento del país.
La inercia propia de la situación económica actual muestra que, aunque la actividad económica empiece a crecer a tasas del orden del 4% o 5% punta a punta, el PIB difícilmente lo hará por sobre el 3% anual. Ojalá los esfuerzos de las autoridades por incentivar la confianza logren mejorar en forma importante las expectativas de crecimiento, lo que puede reactivar la inversión y superar la tasa de crecimiento de la economía chilena del 3% para este año.
Vea el artículo en diario La Segunda