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Alejandro Farnesio y las Glorias del Imperio Español
La semana pasada la U. San Sebastián en conjunto con el Museo Histórico Nacional presentó un libro que describe la obra de este político y militar español que quedó plasmada en las pinturas de artistas cuzqueños de principios del siglo XVIII.
Lunes 19 de junio de 2017
“De Flandes a los Andes. Glorias de Alejandro Farnesio y del Imperio Español en América”, exhibe una serie de pinturas cuzqueñas del barroco iberoamericano, que fueron restauradas por el Museo Histórico Nacional y la Universidad San Sebastián.
Las obras relatan las hazañas militares de este político y militar que pocos recuerdan. Sus antecedentes familiares, decisivos en la época, lo conectaron tanto con el renacimiento italiano como con el imperio español. Era hijo de Octavio Farnesio, duque de Parma y Margarita de Austria, hija natural de Carlos V, rey de España y emperador de Alemania. Nacido en Roma en 1545, fue enviado a la Corte española. Se educó en la Universidad de Alcalá de Henares junto a su tío Juan de Austria y al príncipe Carlos, malogrado primogénito del rey Felipe II.
Flandes (hoy Bélgica, Holanda y Luxemburgo), había pasado por herencia a dominio español, sin embargo supuso un permanente dolor de cabeza y enormes gastos para la corona. Alejandro Farnesio en 1577 fue enviado allí para apoyar al entonces gobernador Juan de Austria, ambos habían sido vencedores en la batalla naval de Lepanto contra el Imperio turco. En 1578 la acción de Farnesio fue decisiva para la victoria de Gembloux, que le permitió luego a Juan de Austria tomar la ciudadela de Namur. Sin embargo, éste último murió de tifus ese mismo año, no sin antes encargar a su compañero y sobrino que le sucediera como gobernador. El rey Felipe II lo confirmó en el cargo y no se equivocó.
Pronto la labor militar y diplomática de Alejandro Farnesio en Flandes comenzó a ser leyenda. Estableció la Unión de Arrás a comienzos de 1579, un acuerdo que generó un nuevo escenario, recuperando para España el apoyo de las provincias del sur de los Países Bajos, y que será considerado un antecedente de la actual Bélgica. No obstante, semanas después, los rebeldes holandeses encabezados por Guillermo de Orange respondían con la Unión de Utrecht. Entre la Unión de Arrás en 1579 y la toma de la ciudad de Amberes en 1585, el dominio español fue recuperando terreno gracias a la habilidad del gobernador Farnesio que le permitió acuerdos para aumentar sus aliados, calmar estos territorios en su mayoría católicos y llevar la contienda al territorio rebelde, principalmente calvinista. En estas campañas fue donde lució sus dotes militares y se ganó el apodo de “el rayo de la guerra”.
A su reconocida valentía y eficacia estratégica unió la utilización de los avances de la técnica. A él se le atribuye la frase: “las obras de ingeniería pueden reducir al mínimo los riesgos de un asalto”. Varias ciudades del norte de Flandes fueron así dominadas por las armas españolas y las de sus aliados flamencos. La más importante de todas fue Amberes, emporio comercial y financiero. El asedio comenzó en 1584 y se resolvió en una batalla donde la flota holandesa fue derrotada por los tercios españoles y la notable estrategia de ingeniería que Farnesio dirigió sobre el río Escalda. Tomó la ciudad de Amberes en agosto de 1585 y el rey Felipe II, dichoso por el triunfo, le otorgó la orden del Toisón de Oro, que enaltecía a los defensores de la cristiandad. Fueron los mejores días de Farnesio y probablemente de Felipe II durante la compleja guerra de Flandes.
Sin embargo, el estrepitoso fracaso de la “invencible Armada” en su ataque naval a Inglaterra y la intervención de España en los conflictos en Francia -en guerra civil por problemas sucesorios y religiosos- comenzaron a minar los avances que “el rayo de la guerra” había logrado hasta entonces en Flandes.
En 1590, Farnesio enviado a Francia derrotó al ejército calvinista de Enrique IV en la batalla de Ligny después de haber levantado el asedio de París. Pero, de regreso en Flandes la situación para los españoles empeoraba al aumentar el apoyo inglés a la causa protestante en Holanda. En 1592, de nuevo en Francia, liberó Ruán, cercada por Enrique IV, al cual volvía a vencer en la batalla de Aumale. Finalmente disminuido fruto de una herida en batalla y carente de apoyos en la Corte, Alejandro Farnesio, fallecía en 1592.