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Consejos para atender a un paciente postrado
Los objetivos están relacionados con evitar las complicaciones respiratorias, estimular el área cognitiva y sensorial para favorecer la conexión con el medio, prevenir y/o disminuir la rigidez en las extremidades por medio de movilizaciones pasivas o activo-asistidas, entre otras.
Miércoles 25 de enero de 2017
El adulto mayor postrado es aquel que, por diferentes motivos, está obligado a permanecer en cama debido a enfermedades transitorias o permanentes (neurológicas, cardiopulmonares, traumáticas, entre otras).
Esta condición es una realidad que se vive en muchos domicilios donde los pacientes están muy propensos a complicaciones respiratorias, pérdida de masa muscular, úlceras por presión, rigidez articular entre otras, sumándole a ello comorbilidades que agravan el deterioro como diabetes, hipertensión arterial y trastornos de deglución, por ejemplo.
Es por esto que se hace necesaria la asistencia frecuente. El kinesiólogo cumple un rol fundamental en la mejora de la calidad de vida de estos adultos mayores.
Por lo general los objetivos están relacionados con evitar las complicaciones respiratorias, estimular el área cognitiva y sensorial para favorecer la conexión con el medio, prevenir y/o disminuir la rigidez en las extremidades por medio de movilizaciones pasivas o activo-asistidas (dependiendo del caso), disminuir el riesgo de úlceras por presión, mediante el posicionamiento de cojines en zonas de apoyo y colchón antiescaras.
No debemos olvidar que entre las labores del kinesiólogo no solo se encuentra la rehabilitación, sino también el prevenir, promover y educar.
Es por ello que el hecho de preparar y/o capacitar al cuidador, es fundamental para que éste pueda enfrentar de la mejor manera posible las dificultades que surgen día a día con un paciente postrado.
Teniendo en cuenta lo anterior, aquí van algunos consejos: cuidar la postura del adulto mayor al momento de la alimentación, siempre sentado, e hidratar la piel con cremas para evitar resequedad.
Se deben aprovechar las instancias como el aseo personal diario del paciente para movilizarlo y cambiarlo de posición (cada dos horas idealmente), mantenerle la piel siempre seca y, por otro lado, es recomendable que conserve momentos de esparcimiento, estimularle verbalmente e informarle lo que se le está haciendo.