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Día Mundial del Corazón
Introducir cambios en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios puede generar beneficios para nuestra salud.
Viernes 28 de septiembre de 2018
Este fin de semana se cumplieron 18 años desde que se comenzó a celebrar el Día Mundial del Corazón, apoyado y coordinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con la finalidad de dar a conocer a la población las enfermedades cardiovasculares, su prevención, causas y tratamientos asociados.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (2015), las Enfermedades del Sistema Circulatorio son la primera causa de muerte a nivel nacional, correspondiente a un 27% del total de fallecimientos entre los chilenos, vinculados -principalmente- al ataque cerebrovascular e infarto agudo al miocardio. Entre los factores de riesgo se puede mencionar: Hipertensión Arterial, Colesterol Alto, Tabaquismo, Obesidad Abdominal y Alimentación poco Saludable.
Asimismo, el consumo de frutas y verduras, además del ejercicio regular serian factores protectores de este tipo de enfermedades. Pero, respecto a esto, ¿qué dice la última Encuesta Nacional de Salud? El 33,3% de los chilenos mayores a 15 años, consume tabaco. El 27,6% presenta sospecha de hipertensión arterial y el 86,7% es sedentario. Indicadores relevantes, lamentablemente, respecto al mal cuidado de nuestro corazón.
En este contexto, introducir paulatinamente cambios en el estilo de vida y en los hábitos alimentarios puede generar beneficios para nuestra salud coronaria. Algunos consejos para mantener un corazón saludable son: conservar un peso saludable; tener una dieta equilibrada, incluyendo alimentos ricos en fibra, como las frutas, verduras, legumbres, granos y cereales integrales; e incorporar ácidos grasos poliinsaturados, como el Omega-3, a través del consumo de pescados, mariscos, nueces, linaza, chía, aceites de canola y soja.
Igualmente, otras recomendaciones son: restringir el consumo de sodio presente en los embutidos, caldos concentrados, sopas deshidratadas, y por supuesto, disminuir el consumo de sal; reducir la ingesta de colesterol, grasas saturadas y trans, presentes en las frituras, carnes de cerdo, cordero, manteca, mantequilla, embutidos y comida rápida en general; evitar el consumo de tabaco; disminuir el consumo de bebidas alcohólicas; mantenerse activo y controlarse regularmente, a través de exámenes de medicina preventiva, entre otras.