Regular el consumo de alimentos para reducir enfermedades

El intentar por leyes cambiar patrones de conducta alimentaria viene de antiguas religiones, traspasadas a la costumbre judeo-cristianas por la Tora, El Talmud, El Corán y la Biblia, donde a los creyentes se les solicita ciertos cambios para la gracia de Dios. (1 Corintios 10:31)

Sábado 29 de noviembre de 2014

Regular el consumo de alimentos para reducir enfermedades
escrito por

Patricio Davidoff, ex presidente Comisión Nacional de Nutrición, director Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes e Investigador IPSUSS.

La epidemia de obesidad y diabetes en el mundo, que no logra ser controlada, ha motivado a expertos en nutrición, organizaciones no gubernamentales, incluida la OMS, a gobiernos a intentar diferentes “ensayos” de políticas de regulación en la venta de alimentos y su publicidad.

Evidencias científicas referidas a que la publicidad y el mercadeo cambian las conductas de consumo  alimentario existen y son esperables, ya que ese es su objetivo. Que dicha publicidad y técnicas de venta se haga libremente en sitios públicos dirigidos a niños como escuelas, medios de comunicación masivos, está abordado en reglas éticas de autorregulación, que sin embargo en distintas revisiones se concluye son poco observadas y sin duda merecen ser fiscalizadas.

La industria alimentaria ha desarrollado productos cada vez más paladeables y de menores costos, porque eso es lo que la población busca. En ese camino ha sido eficiente, sin embargo se ha asociado en aumentos en el contenido de la sal, de azúcares y de grasas, que elevan la palatabilidad de los productos. Existen cereales con más de 50% de su peso en azúcares, lo que en definiciones correspondería más a confitería y no a cereales. ¿Cuántos niños preferirán comer avena laminada en lugar de Chocapic?

Tengo 30 años de profesión en la especialidad de nutrición, metabolismo y diabetes, trabajé en el Instituto de Salud Pública durante 1992 al 94 y durante dos años en mi labor de asesoría al Minsal, realizamos una revisión de las evidencias de impacto que existían en relación a diferentes iniciativas voluntarias y obligatorias con miras a lograr que las preferencias alimentarias de la población cambiaran a costumbres alimentarias más saludables.

Debo decir que es mi convicción y después de leer con ojos críticos, sin mediar religión ni ideología alguna, menos presión de la industria (prueba de eso es que la industria manifestó estar en contra del reglamento anterior),  solo encontré  evidencias que hubo tendencias de resultados positivos en Francia, con una política voluntaria que motivó a la industria a reducir el contenido de nutrientes poco saludables y no nutritivos, sin llegar a reglamentos de ley -que buscando un bien común- no han logrado resultados en la tendencia epidemiológica.

Ese fue el camino elegido y propuesto y hoy existe un Chocapic con los límites de azúcares deseados.

Sin duda el acuerdo de los productores de pan en reducir progresivamente el sodio fue y es una evidencia nacional de que se pueden lograr acuerdos con la industria cuando los actores involucrados están sentados (y no intermediarios) en una mesa común y con un objetivo común. Debo decir que eso no se logró con otras empresas de alimentos y hubo confusión y oposición más que avances en el  camino de responsabilidad social empresarial de firmas cuyo producto influye en el bienestar de la población.

La existencia de un reglamento acorde a CODEX Alimentario es la base de trabajo ya que regula las normas de etiquetado, calidad, inocuidad y características organolépticas asociadas a cada naturaleza de producto. En dicho contexto, todo alimento que se permite su comercialización es por ende inocuo, y si Chile intenta decir lo contrario va ser objeto de críticas fundadas. En Estados Unidos el tema se abordó por reglamentos en colegios y no por vía de un reglamento que se basa en CODEX, el cual regula la producción y  comercialización de todos los alimentos.

En Estados Unidos eligieron límites similares a los propuestos el 2013, pero limitados a colegios. La política municipal del alcalde Bloomberg fue rechazada en la Corte Suprema, y los estudios refieren que la mayoría de la población no lee las etiquetas más allá de las calorías, y en los restaurantes se molestan cuando les dicen que lo que más les gusta comer es poco saludable.

Alguien cree que si a un trabajador de la construcción le gusta comer un completo con mayonesa y con papas fritas, al salir de su trabajo, que se lo venden por 1.500 pesos, ¿va cambiar su conducta  y comprar por el mismo valor algo saludable? Con suerte compraría galletas, chocolates y una bebida por el mismo monto.

En palabras sencillas para efectuar cambios de conducta se requiere de una oferta de productos palatables, saludables y a precios similares. La única forma de llegar a eso es trabajar con la industria incentivando  el desarrollo de esos productos, financiando el emprendimiento en ese camino a innovadores y subvencionando los alimentos saludables.

Intentar reducir el consumo de algo que es placentero y parte de la vida diaria sin reemplazarlo adecuadamente me parece que es crónica anunciada de un fracaso. ¿O  los responsables están prontos a firmar una declaración jurada que con las medidas propuestas se lograran los cambios deseados?

Francia, que logró frenar la tendencia de sobrepeso y obesidad en los niños,  subvencionó la entrega de frutas gratuitas en los colegios, mejoró los tiempos y espacios para la actividad física, propugnó volver a la cocina tradicional y no comidas rápidas integrando clases de cocina en los programas educativos y en las cocinas de sus colegios volvió a platos tradicionales, y para la población general acordó con la industria un registro voluntario y un sello de producto saludable a aquellos que redujeran 30% o más su contenido de azúcar, sodio, grasa total y saturada , aumentar las fibras  y otros nutrientes saludables en dichos alimentos.

Las políticas de alimentos para salud en Chile desde hace 50 años se realizan con gran profesionalismo y han producido beneficios incuestionables (ejemplo yodación de la sal para el bocio endémico, vitamina complejo B y ácido fólico en harinas que han reducido las malformaciones). Es hora de mantener el mismo camino, los políticos deben dejar el espacio a los técnicos y los propietarios de las empresas de alimentos deben ser representadas  por sus técnicos y no sus abogados para buscar el camino adecuado con responsabilidad social empresarial.

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