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Duelo en pandemia de Covid-19
Hay una serie de condiciones que pueden dificultar que una persona supere con éxito la experiencia dolorosa de un duelo. Por ejemplo, las pérdidas repentinas son más difíciles de afrontar que las que se han anticipado.
Lunes 20 de septiembre de 2021
En el caso de las pérdidas anticipadas, el conocimiento de que se producirá una pérdida permite a las personas prepararse, tanto sintiendo el dolor antes de que se produzca, como planificando formas de minimizar su impacto negativo.
En tiempos de Covid-19, las condiciones son claramente adversas como no haber podido asistir al funeral, sentir o no resentimiento hacia quienes estuvieron junto al fallecido en el hospital, imaginar el sufrimiento del ser querido, no tener redes de apoyo y cuestionarse del porqué de este “castigo”.
También aparecen otros sentimientos que se pueden asociar con un duelo complejo, como pensar “qué hubiera pasado si…”. Si no hubiera ido a tal lugar donde se contagió, si yo hubiera hecho el trámite en vez de él/ella, etc. Por último, es un factor relevante, la falta de apoyo social y la exposición al estigma o la tensión que se produce en las relaciones familiares al momento del deceso.
Al enfrentar el duelo, algunas personas se afligen abiertamente, mientras que otras ocultan su dolor y angustia. Algunas personas se recuperan rápidamente, mientras que otras tardan mucho en terminar este ciclo. No hay una “forma correcta” de hacer el duelo. Cada individuo encuentra su método.
Ahora bien, el contexto social es central para acompañar en estos periodos tan difíciles. Los familiares y cercanos deben entregar mensajes de apoyo sinceros y cariñosos, ofrecer espacios de escucha y acompañar en los ritmos y emociones particulares de cada persona en duelo.
Esto supone centrarse en el otro y colocarse al lado del que sufre. Se puede ofrecer una ayuda fundamental escuchando, interesándose, aportando con algo concreto y respetando el proceso del otro.
Por eso, una manera de lidiar con el duelo nacional es reconocer a aquellos que han partido y para ello se impulsó el Día de la Condolencia y del Adiós, gracias a una iniciativa de profesionales (psicoterapeutas y psiquiatras) con el fin de reconocer y acompañar a todas las familias que se encuentran en duelo.