Desde la década de los 80, las mujeres han aumentado paulatinamente su participación en el mercado laboral. En este nuevo escenario, los abuelos, y en especial las abuelas, han empezado a participar cada vez más en la crianza y cuidado de los nietos, transformándose así en figuras de apego secundarias y muy significativas tanto para los niños como para los padres.

Que mejor que sean nuestros propios padres, los que nos han criado, educado y entregado valores, quienes nos apoyen en nuestro rol de padres, cuiden de nuestros hijos, los regaloneen y nos ayuden a educarlos.

Para apoyarnos en el desafío de lograr que nuestros hijos vivan una infancia feliz, algunas de las funciones que los abuelos deberían cumplir son: transmitir valores familiares, transmitir la historia familiar, participar en actividades escolares (ceremonias por ejemplo), celebrar logros y aprendizajes del desarrollo y académicos, escuchar anécdotas y penas, acompañar a controles y en enfermedades, estar física y emocionalmente disponibles para los niños, opinar, dar consejos y sugerencias cuando se los soliciten y callar cuando su opinión pueda no ser bienvenida.

Este acompañamiento en la crianza no está exento de problemas especialmente cuando se producen desautorizaciones o cuando los abuelos no respetan, por ejemplo, nuestras normas de crianza o nuestras decisiones como padres y se transforman en una fuente de críticas más que una fuente de apoyo. Aquí surge la importancia de que desde el principio se den conversaciones, a veces, más de una conversación, donde poder transmitirles lo fundamental de su rol como complementario al nuestro, donde la coherencia es fundamental para favorecer el desarrollo emocional, moral y educativo de los niños.

También es importante que ellos nos ayuden a poner límites más que sobreproteger o ser muy permisivos o tiendan a desautorizarnos, deben ser conscientes de la responsabilidad compartida de construir bases sólidas en lo emocional y moral que les sirvan a nuestros niños  para el mañana.

También los abuelos juegan un rol decisivo en momentos en que los padres se separan o divorcian, ya que esta es una época vivida con mucha tristeza e incertidumbre por los niños. En estas circunstancias lo importante es que apoyen en contener, escuchar y  dar sensación de pertenencia a un grupo familiar independientemente de que los padres ya no estén juntos como pareja.

Los abuelos deben transmitirles a sus nietos la sensación de que cuentan con una familia detrás que los va a proteger y cuidar. Aquí también surge como relevante el abstenerse de provocar diferencias ni discriminaciones que podrían ser muy dolorosas y generadoras de distanciamiento familiar.