Salud mental y presupuesto
Según el Plan Nacional Salud Mental 2017-2025, el gasto en salud mental ejecutado por el sector salud incorpora todo el presupuesto destinado a financiar las acciones promocionales, preventivas, de tratamiento y rehabilitación, así como también las acciones de gestión programática en el nivel central, regional, de Servicio de Salud y comunal, además de las acciones de salud pública en materia de salud mental, como estudios, vigilancia epidemiológica, y otros. Si consideramos que en Chile la cobertura de atención alcanza a poco más del 20% de las personas afectadas por trastornos mentales, que dicha cobertura en países de medianos ingresos alcanza aproximadamente al 50% y que contamos con importantes brechas en la oferta de servicios con pertinencia territorial y de curso de vida en los tres niveles de atención, es posible apreciar que el presupuesto destinado a salud mental el año 2015 (1,45% del presupuesto de salud, sin considerar el aporte SENDA, con el cual el porcentaje llega al 2,13%), es insuficiente para la resolución de la brecha de atención del Sistema de Salud en Chile. Este cálculo no incluye el Programa de Prestaciones Institucionales (PPI), ya que no resulta posible precisar cuánto de éste se destina a salud mental; sin embargo, es posible suponer que es muy inferior a lo que estas prestaciones representan respecto del presupuesto global de salud. Si se le aplica a salud mental el aproximado 40% que las PPI representan en el presupuesto de los Servicios de Salud, el presupuesto de salud mental se elevaría al 3%. El valor financiero de los recursos humanos de salud mental en la red de salud el año 2015 se calculó en base a la renta promedio nacional, utilizada por el Ministerio de Salud (División de Gestión de las Personas), para solicitud presupuestaria anual. La tendencia del gasto de salud mental en APS se puede observar en el siguiente gráfico: