Sonreír es sinónimo de felicidad y alegría. Y hacerlo no requiere de ningún esfuerzo. El contagiar sonrisas trae enormes beneficios para el espíritu, para la forma de afrontar las dificultades de la vida y para el entorno. De hecho, el estudio “A Study To Smile About: The Contagion of Happiness”, realizado por la Universidad de Harvard, evidenció que cuando alguien está contento, la gente cercana tiene un 25% más de probabilidades de ponerse contento también. 

Y si bien sonreír es indudablemente un hábito muy saludable, no todos lo hacen con la tranquilidad o comodidad que quisieran, pues una mala salud dental puede generar efectos como la caída de piezas dentales o suciedad en las mismas, lo que acarrea efectos sicológicos, como vergüenza o inaceptación social.

Cuando se vive en localidades aisladas y el acceso a atención odontológica es limitado, estos problemas se agudizan, especialmente si no se ha estimulado desde los primeros años el cuidado de los dientes. 

Conscientes de una realidad que afecta a cientos de familias en el país, la Facultad de Odontología de la sede Valdivia de la Universidad San Sebastián tomó cartas en el asunto a través de la implementación del proyecto “Ayekan (Sonreír siempre) Rupumeica”, que llevó durante una semana a estudiantes y docentes hasta esa localidad ubicada en las faldas de la cordillera de Los Andes –en la comuna de Lago Ranco, Región de Los Ríos– para realizar un operativo que busca mejorar la salud oral de los habitantes del sector. 

El impulsor de esta iniciativa es el docente Pablo Cabrera, quien al conocer la zona y a su gente hace un tiempo, notó la necesidad de una buena atención odontológica. “Me comprometí a venir y aquí estamos. Nos dimos cuenta que una de las falencias más grandes que tiene la comunidad es la atención dental a personas de la tercera edad, porque tienen falta de cobertura dental. Aquí existen ondotólogos y en muchas ocasiones no pueden cubrir a toda la población de adultos mayores”, explicó. 

Una atención muy esperada 

El operativo odontológico en Rupumeica Bajo –comunidad de 362 vecinos, incluyendo niños y adultos mayores– estuvo conformado por 24 estudiantes y cinco docentes, quienes efectuaron actividades de promoción y prevención en salud oral, junto con acciones de baja complejidad, atendiendo a 112 personas, de las cuales 26 son adultos mayores y 2 pacientes postrados. 

Una ayuda que fue muy bienvenida, porque como señaló Francisco Quinillao, técnico paramédico y encargado de la posta rural de Rupumeica Bajo, “hace ocho años asumí estas funciones y es la primera vez que se hace algo así, donde viene gente especialista a mejorar la salud bucal de las personas. Es grandioso el proyecto, porque se privilegió el tratamiento a gente de la tercera edad, quienes son los más necesitados. La gente ha mirado con buenos ojos la ayuda ofrecida, de hecho, un día tuvimos llena la posta y se atendió a más de 60 personas”. 

Muchos de los beneficiados en esta primera visita expresaron que fue una verdadera ayuda, dado que la mayoría no había acudido al dentista hace mucho tiempo. Ese es el caso del matrimonio compuesto por Eliceo Manque y Manuela Santibáñez, quienes concurrieron a la posta para participar del operativo. “Me gustó la atención que me brindaron. Hace cinco años que fui a un dentista en Lago Ranco y luego de eso no me volví a atender, por eso estoy muy contento por la ayuda”, dijo don Eliceo. 

“El poder llegar a sectores tan aislados como Rupumeica y efectuar una labor odontológica es un gran aporte, porque lamentablemente, los programas dentales no cubren a toda la población”, apuntó la directora del Departamento de Salud Municipal de Lago Ranco, Paola Tutt. 

En el mismo sentido, el dentista general de zona de Lago Ranco, Nicolás Palma, comentó que la iniciativa realizada permite a los estudiantes ver una realidad distinta, e indicó que el operativo surgió de una necesidad mutua entre el Departamento de Salud de Lago Ranco y la U. San Sebastián. “Lo que he visto es que la carrera de Odontología se encuentra muy organizada y dividieron su trabajo en cuadrillas, cada una supervisada por un docente”, concluyó. 

Tan exitosa fue esta primera experiencia, que dentro del segundo semestre de este año retornarán las delegaciones de la USS para continuar con estas actividades y paulatinamente, mejorar la salud oral de los vecinos de Rupumeica Bajo. Porque una sonrisa sana, puede marcar diferencias.