El martes pasado, 50 minutos después de salir de Barcelona, el Airbus 320 de Germanwings, vuelo 4U 9525, se estrelló en los Alpes franceses a las 10:53 AM, paradójicamente cerca del pueblo de Barcelonette, fundado en el siglo XIII por un catalán nostálgico. El avión se precipitó en 9 minutos desde una altura de 10 mil metros y las primeras pistas señalan que fue un acto deliberado del copiloto de 27 años, aislado en la cabina de mando, quien impidió el reingreso del piloto.
Los antecedentes apuntan a que el victimario y víctima a la vez, sufría de depresión. No es raro. Al menos el 25% de los adultos la sufre alguna vez en su vida, y hay un momento especialmente delicado -cuando se empieza a salir del abismo- y se toma fuerza para uno de los desenlaces de esta epidemia moderna: el suicidio. La mitad de los suicidios ocurren por depresión, y el suicidio es la segunda causa de muerte por causa violenta entre los jóvenes menores de 30 años.
¿Puede ser el caso, que casi en una psicosis depresiva, el joven de Dusseldorf haya tomado la decisión de matarse y matar, sin elaboración previa?¿O lo había decidido antes de salir y por ello no utilizó la licencia médica que lo liberaba de turno de ese día?¿Y por qué suicidio más homicidio de otros 150? ¿Sintió que el mundo es un lugar de tanto dolor que incluso para quienes gritaban de pánico en la cabina no valía la pena seguir adelante?
La depresión es de verdad una "caja negra", dolorosa, traidora, solitaria, pero que responde a tratamiento, garantizado en el AUGE. Además de fármacos, requiere una solidaridad constante de quienes rodean a quien la padece. La tasa de suicidios en Chile está en un alza explosiva. Por ello, la comunidad debe aprender a sospechar la Depresión: tristeza profunda y permanente, aislamiento, desinterés por asuntos o actividades que antes eran habituales, ideas de muerte o suicidio, trastornos del dormir.
Probablemente nunca se sabrá qué ocurrió en el vuelo 9525. Pero sí se sabe que la depresión golpea cada vez más fuerte y sus consecuencias pueden ser terribles...y prevenibles.