Don Sergio Chamy, protagonista del documental El agente topo, dirigido por Maite Alberdi, puede dar testimonio de cómo la soledad es la principal carencia de los adultos mayores que viven en una residencia común. Una realidad que cada vez estará más presente a medida que pasen los años.

Es que el envejecimiento de la población mundial es un hecho objetivo que aumenta en porcentajes cada vez más acelerados. Según la Organización Mundial de la Salud, entre el 2000 y el 2050 la población de más de 60 años se duplicará en el mundo (de un 11% a un 22%) generando desafíos a nivel de políticas públicas, inclusión laboral, brecha tecnológica, vivienda, salud mental, entre otros.

Ante esta realidad de la que Chile no es ajeno, el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) ha puesto manos a la obra a uno de los problemas más trágicos que sufre ese grupo etáreo: el abandono o situación de calle, habilitando más de 1.000 viviendas para albergar a 935 adultos entre las regiones de Tarapacá y Los Ríos.

Octavio Vergara, director del Senama, dice que “existen 1.061 viviendas tuteladas, 55 condominios, y hasta el 31 de diciembre del 2021, albergan a 935 adultos mayores. Estas viviendas se encuentran en 55 comunas”. Estos “Centros de Viviendas Tuteladas” (CVT) constan de una villa o condominio de pequeñas casas con un living, comedor, cocina baño y pieza, todas dispuestas hacia una pequeña plaza al centro, las cuales cuentan con un administrador que atiende en horario de funcionario y tiene la tarea de que la parte operativa del complejo funcione.                                                                                                                   

Así, el Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS) de la Universidad San Sebastián, a principios de este año comenzó con el Programa “Adultos Mayores Empoderados”, el cual tiene como objetivo educar en salud física, mental y tecnológica a quienes viven en los condominios tutelados con el fin de ayudarlos a mejorar su calidad de vida.

“Comenzamos en tres comunas de Santiago y en cuatro centros ubicados en San Ramón, La Pintana y Puente Alto (dos)”, comenta Manuel José Irarrázaval, presidente del IPSUSS. El programa es voluntario y asisten entre 10 y 15 personas, con un grupo de cinco alumnos. Nos coordinamos con tres carreras de la USS: Enfermería, Obstetricia y Terapia Ocupacional, donde va un profesor, con un grupo de alumnos, los lunes, jueves y viernes, entre 10:00 y las 13:00 horas”, dice Irarrázaval, y agrega que “en el caso de Enfermería, parte de su malla curricular es Salud Comunitaria, por lo que, en este caso, los alumnos ayudan a hacer un diagnóstico de las necesidades y problemas de salud, y les enseñan las cosas básicas de autocuidado y manejo de medicamentos”.

Los académicos y alumnos de la carrera de Terapia Ocupacional, en tanto, realizarán alfabetización digital, pues todos los residentes tienen celulares; entonces quieren aprender a usarlos, lo que ayuda a disminuir la brecha generacional.

Obstetricia, por su lado, comenzó realizando talleres de educación afectiva y educación sexual, los cuales han sido realmente exitosos, pensando en que han sido temáticas que ellos mismos han sugerido.

Al respecto, Maricela Pino, directora de la carrera de Obstetricia, afirma que “este programa tiene muchas cosas positivas. Lo primero, es que nos permite profundizar en temáticas, debido a que hacemos una intervención continua. Antiguamente, en los talleres del programa “Paciente Empoderado”, que realizábamos en diferentes comunas, eran más acotados que ahora. Por otro lado, los temas que abordamos han sido una respuesta a las propias inquietudes y necesidades de las personas”.

“Derribando mitos” es una de las principales actividades que realizan los académicos y alumnos de la USS. Se trata de entablar conversaciones y enseñando sobre diferentes dudas que van surgiendo en torno a la sexualidad. Se comentan creencias, mitos y verdades respecto a los cambios que están asociados a la vejez y a nuestra cultura respecto a la sexualidad, abordando temas como derechos sexuales y reproductivos o cambios en el cuerpo y cómo asumirlos.

Maricela Pino sostiene que “en nuestra cultura se asume que una vez que se acaba la vida reproductiva, tanto en la mujer como en el hombre, se acaba el deseo o la actividad sexual, y eso no es así. Por lo mismo, conversamos sobre el cuerpo y qué les gusta de los mismos y qué no. Es una manera de resignificar el cuerpo, resignificar el dolor, pensando en que muchas de estas personas tienen dolores crónicos y tienen que vivir con ello. Son conversaciones largas y entretenidas, de mucha compañía y de aceptar esta etapa de la vida que viene acompañada de cambios profundos”.

La formación en terreno

“Formar a las y los alumnos, y exponerlos a situaciones reales -como las que les da este programa- enriquece la educación en la USS. Lo miramos no sólo como una acción benéfica, sino que tiene un importante valor pedagógico, porque es distinto estar estudiando enfermería o terapia ocupacional con presentaciones. Cuando vas a ver a gente muy pobre, muy abandonada, que tiene necesidades, que les cuesta hablar, que normalmente son muy desconfiados, es un aprendizaje y una formación muy importante”, dice Manuel José Irarrázaval. Maricela Pino, agrega que para sus alumnas y alumnos, “vivir estas experiencias reafirma su vocación, pues nuestra carrera también tiene un sello de humanización en la atención en salud, y eso es algo que nosotros repetimos desde que ingresan al primer año. El concepto obstetricia significa estar al lado de alguien, y qué mejor que hacerlo junto nuestros adultos mayores que están muy solos. Solo el hecho de compartir, contar experiencias, hacer otras cosas, son actividades tremendamente bien recibidas por ellos”.

Todos los adultos mayores que vivan en Condominios de Viviendas Tuteladas de SENAMA, recintos que albergan a personas mayores de 60 años, que carecen de redes de apoyo socio-familiares y que requieren de una solución habitacional y apoyo psicosocial.