Cómo se descubrió el fraude de los autos contaminantes

Un par de ambientalistas, un equipo portátil y un viaje de 2 mil kilómetros derrumbaron una mentira corporativa que –aparte del engaño y la codicia- es un verdadero delito contra la salud pública. Contaminación y Salud serán justamente el tema de dos coloquios de IPSUSS en octubre.

Jueves 24 de septiembre de 2015

Cómo se descubrió el fraude de los autos contaminantes
escrito por Julio Enrique De Villegas

25 septiembre 2015

El objetivo era loable: demostrar que el petróleo diésel es un combustible limpio. Lo que no se imaginaron es que el experimento iba a destapar un fraude de proporciones que tiene a la compañía Volkswagen en el centro de toda clase de críticas, sospechas... y con una caída de 35% en sus acciones.

Peter Mock, un ambientalista alemán del International Council on Clean Transportation quiso comparar las emisiones de motores diésel de autos europeos con sus versiones para el mercado de EEUU, que tiene normas más exigentes. Así podría exhibir pruebas de que es posible tener vehículos diésel limpios. Imagen foto_00000004
Imagen foto_00000003 Para hacer el experimento se contactó con su contraparte en ese país, John German, y con el Centro para Combustibles, Motores y Emisiones Alternativas de la universidad de West Virginia, que tenía justamente el equipo que necesitaba: un sistema de mediciones portátil. Así se podría saber qué salía por el escape no sólo cuando el motor estaba encendido, sino con el auto en plena marcha.

El grupo instaló el aparato en tres modelos distintos: un Volkswagen Passat, un Volskwagen Jetta y un BMW X5. Manejaron por las autopistas de Los Angeles e incluso hicieron un viaje de 2.100 kilómetros por toda la costa oeste, entre San Diego y Seattle. La universidad procesó las mediciones...y ahí vino la gran sorpresa: el Passat emitía entre 5 y 20 veces más óxido de nitrógeno en carretera, y el Jetta entre 15 y 35 veces. El BMW estaba dentro de la norma.

"Nos sorprendimos cuando vimos los números", dijo John German. "Fue impresionante". Su colega alemán Peter Mock agregó que "nunca pensamos que esos autos contaminaran tanto. No teníamos motivos para sospechar, pensábamos que eran vehículos limpios". Imagen foto_00000001

Ahí la historia cambió. En mayo de 2014 las autoridades de California y de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) abrieron una investigación sobre la empresa Volkswagen y después de varios meses de mediciones adicionales a los motores diésel, en diciembre último el fabricante aceptó retirar cerca de medio millón de autos del mercado estadounidense, supuestamente para arreglar un problema detectado en el software que controla los vehículos. Sin embargo, análisis posteriores de las autoridades californianas mostraron que las emisiones de óxido de nitrógeno seguían por encima del límite permitido. Sólo cuando el organismo regulador de EEUU advirtió a la Volkswagen que si no solucionaba el problema no iba a certificarle los modelos para la temporada 2016 –un trámite habitual para todos los fabricantes- la compañía alemana dijo la verdad.

Imagen foto_00000002 "Recién ahí VW admitió que había diseñado e instalado un dispositivo en esos vehículos bajo la forma de un complejo algoritmo de programación computacional para detectar cuando el motor iba a someterse a controles de emisión", explicó la EPA en una carta que envió a la misma empresa el viernes de la semana pasada. 

Es decir, cuando el auto estaba detenido pero con el motor funcionando a diversos regímenes -típicos de una prueba para medir gases- el motor funcionaba de una manera "limpia", pero cuando circulaba por las calles se relajaba ese control. Claro, el vehículo tenía un mejor rendimiento, pero con un alto costo para el ambiente.

El resto es la historia conocida esta semana: el presidente de la Volkswagen admitió el engaño, pidió disculpas, se supo que el dispositivo está presente en 11 millones de modelos en todo el mundo desde el año 2009, las investigaciones se amplían y el futuro comercial de la empresa está en veremos, no sólo por el daño a su reputación, la caída en las bolsas y las dudas en las ventas, sino también porque seguramente hay batallones de abogados y medio millón de estadounidenses deseosos por entablar cuantiosas demandas.

Lo que no se sabe es el impacto sobre la salud humana de esa cantidad de autos con motor diésel circulando por las calles de muchos países desde 2009. Se ha estimado grosso modo que podrían haber emitido entre 300 mil y 900 mil toneladas extras de óxido de nitrógeno al ambiente de las ciudades, pero determinar exactamente el daño causado es difícil, aunque es innegable que sí contribuyó.

Según la Organización Mundial de la Salud, exposiciones por largo tiempo a este gas y a dióxido de nitrógeno incrementan los síntomas de bronquitis en niños asmáticos, y la agencia especial de la OMS para el cáncer reclasificó el humo de los motores diésel como carcinogénico, con el mismo riesgo potencial de muerte como los asbestos, el arsénico y el gas mostaza.

Justamente el tema de la contaminación del aire debido a los gases y partículas que emiten los motores y su impacto en la salud humana serán tema de dos coloquios que IPSUSS tiene programados para octubre, con participación de expertos chilenos e investigadores del Ministerio de Salud de Canadá y de la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, EPA.

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