Experta de USS dice que este año podrá haber más alertas por esmog en Santiago

Normas más estrictas permitirán detectar precozmente alzas de contaminación, según Claudia Blanco. La académica de la Universidad San Sebastián expuso junto al científico Sabit Cakmak -del Instituto de Bioestadísticas y Epidemiología de Ottawa, dependiente del Ministerio de Salud de Canadá- en seminario organizado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS).

Miércoles 18 de marzo de 2015

Experta de USS dice que este año podrá haber más alertas por esmog en Santiago
escrito por Julio Enrique De Villegas

La contaminación ambiental es un problema de salud pública. Según estudios realizados en Chile en 1997, -cuando empezó el Plan de Descontaminación- había aproximadamente 8,2% de muertes atribuibles a la polución atmosférica. Si bien ese número bajó a 4% en 2010-2011, aún es un porcentaje significativo. 

De allí la necesidad de medidas para controlar el nivel de las emisiones que se producen. Como parte de la renovación del Plan que está aplicándose en la capital desde la década pasada, este año el sistema podrá alertar con más precisión cuando los límites de aire contaminado se acerquen a los niveles de riesgo para la población.

La especialista Claudia Blanco, académica de la Universidad San Sebastián e investigadora del tema, entregó la información durante un coloquio organizado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud de la USS, dedicado al tema Transportes, Contaminación y Salud. Allí expuso parte de sus trabajos efectuados desde 2005 y que han servido no sólo para publicar valiosos resultados en revistas científicas internacionales, sino también para nutrir planes y decisiones de los últimos gobiernos en materia medioambiental. 

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"Como las normas que estamos haciendo ahora son más exigentes que antes, se espera que ahora haya más períodos de alerta, porque ese material está más presente durante el invierno", explicó. "Esas son las proyecciones y se está renovando el plan de descontaminación y se espera que haya nuevas medidas más exigentes".

La investigadora añadió que "dado al tipo de contaminante que estamos midiendo y que va a ser la norma para Santiago, se espera que no sea solamente para el material particulado 10 sino también para el 2,5 que es más fino y penetra más profundamente en el organismo. Estas partículas llegan hasta la sangre y afectan a otros órganos y sistemas. Por lo tanto, estar haciendo un plan para el PM 2,5 implica de todas maneras una mejora para la salud de la población en la Región Metropolitana".

Junto a ella participó en el coloquio el experto extranjero Sabit Cakmak, investigador del Instituto de Bioestadísticas y Epidemiología de Ottawa, dependiente del Ministerio de Salud de Canadá. Gracias a un convenio de colaboración con Chile, el científico está realizando desde 2005 diversos estudios sobre la contaminación del aire en siete comunas de Santiago y el impacto en la salud de sus habitantes.

Mediante la aplicación de complejos modelos matemáticos, estableció una relación entre períodos de alta concentración de esmog y mayor mortalidad de adultos mayores de 85 años con bajo nivel educacional. En ellos había un mayor riesgo de morir de 11 a 17 % en días de alta contaminación, comparado con 2 a 7% en gente de la misma edad pero con nivel universitario.

"Creo que la explicación es que la educación actúa como indicador de susceptibilidad. Menor educación debe tener relación con menores ingresos", explicó el profesor Cakmak.

"Además, esas personas no necesariamente deben seguir las indicaciones médicas o no se toman sus medicamentos, o no tienen acceso a atención médica, o tienen otras enfermedades, no se alimentan bien y su sistema inmunitario los hace vulnerables. Y cuando la contaminación aumenta, los afecta más que a los otros que tienen mejor condición de salud".

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Las investigaciones del equipo chileno-canadiense han demostrado también que el esmog no sólo provoca mayores complicaciones respiratorias sino también cardiovasculares, propensión a diabetes e incluso afecciones neurológicas como jaquecas y hospitalizaciones por epilepsia.

Estos hallazgos y la posterior aplicación de medidas de alerta y prevención por parte de las autoridades desde la década pasada ya han mostrado resultados, según Claudia Blanco.

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"Estudios han demostrado que en 1997, cuando empezó el Plan, había aproximadamente 8,2 % de muertes atribuibles a contaminación atmosférica. En 2010-2011 ese porcentaje ya había bajado a 4".

Sin embargo, en el coloquio todos coincidieron en que estos planes deben seguir avanzando y actualizándose.

"El Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián está en eso, en pensar, en reflexionar, diseñar e influir para que Chile tenga las mejores políticas y regulaciones que influyan en la salud de las personas. Y desde luego uno de los elementos más importantes en esto es el nivel de contaminación del aire", explicó el director de IPSUSS Jaime Mañalich.

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"Esto ha sido una cosa muy dramática en Santiago, que va en una tendencia a la mejoría gracias a un esfuerzo de muchos gobiernos, pero está empeorando en otras ciudades como Temuco, Puerto Montt, Osorno, Coihaique, Chillán. Allí la situación es mucho más grave que en Santiago hoy en día".

Para Claudia Blanco "estuvo muy bien como comenzamos, pero ahora sigamos a la segunda fase y eso significa pasar a otros contaminantes importantes, como el material particulado 2,5. Y después se verá a cuáles otros avanzamos... Esto no es un estudio de investigación solamente, sino un interés de país para buscar Desarrollo Sustentable".

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