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Máximo volumen: la futura sordera de los jóvenes chilenos
Fueron la revolución de la música hace 36 años, pero hoy los reproductores de música portátiles son una de las causas más importantes de los problemas auditivos. Expertos señalan que el uso de estos aparatos a intensidades altas causa daño acumulativo e irreversible.
Domingo 26 de julio de 2015
Es probable que el nombre Andreas Pavel no le diga mucho, pero es quien inventó el walkman, el primer reproductor de música portátil, siete años antes de que la marca Sony comenzara a venderlos en 1979. Este aparato revolucionó el mundo de la música y todo el crédito recayó en manos de la firma japonesa, mientras el inventor alemán-brasilero era olvidado… hasta 2005, cuando Pavel ganó un juicio contra la compañía oriental. Casi cuarenta años después el uso de este tipo de dispositivos a volúmenes superiores al recomendado es sindicado como uno de los factores más importantes en los problemas de audición.
Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) realizada en 2010 por el ministerio de Salud (Minsal) el 29,2% de los jóvenes chilenos entre 15 y 24 años dice tener alguno de los siguientes problemas: no poder escuchar en forma normal por los dos oídos, incapacidad de seguir una conversación de más de 3 personas o seguir un programa de televisión a un volumen aceptable para los demás. Para las fonoaudiólogas y docentes de la USS, Magdalena Cornejo y Marisol Guiñez, de los varios factores que influyen en este fenómeno sobresalen dos: el uso de los reproductores de música personal y la alta contaminación acústica.
“Si consideramos que, por ejemplo, los estudiantes se demoran aproximadamente una hora o más en trasladarse a sus casas y que todo ese tiempo van escuchando música con sus celulares a alta intensidad porque el ruido ambiental no les permite escuchar la música”, ejemplifica la profesora Guiñez y agrega que esos “podrían ser uno de los factores más importantes que explicaría esta alta tasa de pérdida auditiva de 20 años”. Aunque estos no son las únicas causas, asistir a un concierto o a discotecas frecuentemente también va dañando el oído. “Se sabe que lo ideal es ir a un recital tomando estas medidas y generalmente nadie lo hace. Sobre todo cuando esta conducta ya es repetitiva va generando un daño a largo plazo”, agrega la fonoaudióloga Cornejo.
Sobre este punto la otorrinolaringóloga de la Universidad Católica, Ximena Fonseca, dice que cuando uno entra a una discoteque o recital hay un umbral auditivo determinado y al salir ese límite es mucho más alto por lo que se necesita una mayor cantidad de energía sonara para poder escuchar, pero que al día siguiente se revierte. El problema sucede cuando esto pasa a ser una actividad recurrente porque el daño se acumula y, entonces, la audición se comienza a perder paulatinamente.
“El daño es progresivo y lo interesante de esto es que tú no te das cuenta como usuario realizas estas malas prácticas y no te das cuenta, hasta situaciones determinadas en las que dices ‘no escucho, no entiendo’ y es ahí donde recién te llama la atención pero el daño ya está hecho, y lamentablemente no es reversible”, puntualiza Guiñez.
Supraaurales, tapones e intensidad moderada
Si el daño es acumulativo e irreversible, ¿se puede hacer algo al respecto? “La prevención es clave”, responde la docente Guiñez. La fonoaudióloga señala que hay que ser conscientes de que al asistir a un concierto o disco uno se genera un daño auditivo al igual que si uno escucha música a una alta intensidad pero que obviamente el ruido en el metro o en situaciones de la vida normal no se pueden controlar. “La mayoría de los reproductores de música personal traen una sugerencia o un límite de volumen o intensidad sugerido y generalmente nadie lo respeta”, complementa su colega y agrega que “una de las formas de volver a respetar estas indicaciones o señales que nos dan estos dispositivos y esa ya es una medida de prevención”.
Otro aspecto importante es el uso de tapones en ambientes muy ruidosos para disminuir el impacto en el oído. Además es recomendable usar los audífonos supraaurales, los que cubren completamente la oreja, porque aíslan mejor el sonido del exterior y de esta forma se puede escuchar la música a una menor intensidad. Sobre este punto Cornejo señala que "lo ideal es que no sobrepase el 60% de la intensidad del reproductor de música". |
La doctora Fonseca dice que el ambiente no debería superar los 60 decibeles pero hay muchos estudios que han demostrado que en Santiago hay lugares donde hay 80, ahí lo ideal es permanecer por unos pocos minutos.
Finalmente es importante visitar a un especialista en caso de cualquier molestia puede ser que el problema no sea a causa de un daño en el oído sino que un tapón de cerumen. La fonoaudióloga Cornejo señala que es “importante asistir en la adolescencia, sobre todo cuando se tienen estas conductas de uso de esto aparatos o cuando ya asisten a estos lugares ruidosos, pensando que también es una edad en la que son estudiantes y la audición es muy necesaria para aprender”.
Daño a largo plazo
Si bien datos como los que entrega la última ENS en los que el 21,4% de los jóvenes entre 15 y 24 años siente no escuchar bien por sus dos oídos o que el 11,3% no es capaz de seguir un programa de TV a un volumen aceptable para los demás, la doctora Fonseca dice que “no es que uno pueda decir categóricamente que haya una baja de 10 decibeles en la población que está entre 20 y 40 años. No es una cifra que esté precisa es una impresión, pero si se sabe que el sonido paga peaje en el oído”. La otorrinolaringóloga explica que los efectos se van a poder apreciar en unos más porque el daño es progresivo.
Aspecto en el que coincide la profesora Guiñez y agrega que esto va ser un problema bastante importante porque “básicamente las personas de 20 o 30 años que esperas que no tengan una pérdida auditiva considerable ya la están presentando. En general uno piensa que los problemas auditivos debiesen empezar a desencadenarse alrededor de los cincuenta años pero esto lo estamos viendo antes por lo tanto vamos a tener a una población adulto mayor mucho más sorda de lo que tenemos en la actualidad”.