Albert Tidy: “En Chile no existe la capacidad técnica de construir hospitales sanadores”

“Arquitecturas que curan”, es el nuevo diplomado que está impulsando el decano de la facultad de Arquitectura, Albert Tidy, sabiendo que hoy existe una oportunidad de poder mejorar las edificaciones hospitalarias.

Jueves 4 de febrero de 2016

Albert Tidy: “En Chile no existe la capacidad técnica de construir hospitales sanadores”
escrito por Hugo Álvarez C.

Desde hace un par de años que se viene hablando y trabajando en un estilo de construcción de hospitales concesionados, que ha traído críticas y defensa a este modelo. El decano de la facultad de Arquitectura de la Universidad San Sebastián, Albert Tidy, nos explica que hoy, la construcción de hospitales a través de este sistema en el mundo y, durante la historia, ha evolucionado y hoy presenta cambios significativos en cuanto a que la arquitectura de un centro hospitalario puede contribuir a la recuperación de las personas.

¿Cuál es la ventaja que tienen los países desarrollados en cuanto a hospitales, hoy se preocupan más por el bienestar de las personas y no solamente enfocada en el tratamiento?

Los hospitales y programas asociados a la salud los definiría como programas arquitectónicos de alta complejidad, no es distinto a un aeropuerto, cárcel, un tribunal de justicia, hay usos que son muy complejos, en términos de áreas públicas, privadas, emergencias, consultas, el programa tiene ciertas restricciones muy marcadas.

Ahora sumado a ello, al igual que estos programas que involucran tecnología de manera importante van mutando, los edificios asociados a la salud respiran de manera distinta que los edificios convencionales y exudan de igual manera diferenciada. Los hospitales tienen aires, gases especiales, insumos particulares, desechos biológicos que hay que reducir con ciertos protocolos, por lo tanto, los edificios tienen ciertas prioridades y los programas de salud son primero una máquina que tiene que resolver un problema, el escáner tiene que funcionar, tiene un cierto peso que lo obliga a ubicarse en ciertos lugares, los programas de hospitales tienen factores de complejidad muy distintos a un edificio promedio, estructuralmente también, porque se puede caer una ciudad entera, pero los hospitales no pueden caerse, por lo tanto, están sobre estructurado.

Eso obliga de alguna manera a postergar cualidades de ámbito secundarios, toda la dimensión humana asociada a la sensibilidad del paciente, sin embargo, los países desarrollados han entendido que la experiencia del paciente y su confort no tiene que ver con el lujo, sino que con una eficiencia en la decoración, hoy hay una gran brecha entre hospitales públicos y las clínicas privadas, la tendencia es que hoy los hospitales se basan en el paciente, en el proceso de sanación. En los países van más avanzados los paradigmas de hospitales han ido cambiando, son instituciones que no parecen hospital, instituciones que tratan de emular ambientes más cotidianos, más familiares, menos traumático para el paciente que ya lo está pasando mal. El entorno físico de los hospitales contribuye en gran medida al rechazo, evidentemente hay situaciones que están asociadas a temas de costo, pero me imagino que estar en una habitación individual, estéticamente cuidada, orientada al norte con vista a un jardín, es distinto a estar en una sala común compartiendo el sufrimiento colectivo en espacios decimonónicos que no han evolucionado mucho en los últimos 100 años.

En Chile estamos viviendo una especie de transición de aquellas instituciones de hospitales más contemporáneos y hay una proyección de inversión en el área hospitalaria impresionante, que podría compararlo al sistema de concesión de las cárceles, cuando pasaron de tugurios que recordaban a películas como el expreso de medianoche a ser un negocio concesionado al cual se le puede exigir calidad, lo que sucedió con las cárceles en Chile hace 20 años atrás está sucediendo con los hospitales, pero hay que tener cuidado, porque mucho de estos hospitales flamantes que han sido inaugurado, el día que son inaugurados son obsoletos, porque no han logrado compatibilizar la flexibilidad como sí lo hacían hospitales del movimiento moderno que básicamente era un chasis de plantas libres que permitían una gran flexibilidad que admitían de alguna manera sobrevivir a los cambios de la tecnología porque esos espacios estaban preconcebidos.

 

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Albert Tiddy, decano facultad de Arquitectura USS

¿Eso habría que implementar en Chile, con la cantidad de proyectos de hospitales que están por construirse?

En Chile existe un vacío en el área técnica, cuando se ha debido licitar hospitales públicos y privados de cierta envergadura, hay que acudir a oficinas internacionales, porque en Chile no existe la capacidad técnica de abordar esos encargos, ha sucedido con la Clínica Las Condes que tuvo que contratar a una empresa norteamericana, o la concesión de los hospitales de La Florida o Maipú que fueron consorcios chilenos-españoles, que tuvieron que asociarse para llegar a la propuesta, entonces en ese sentido hay una oportunidad interesante para nuestra escuela de arquitectura para anticipar esta oportunidad que constituye la necesidad de tener arquitectos especialistas en salud y, con visiones renovadas de cómo deben concebirse hoy no clínicas ni hospitales, sino que edificios que participan de la recuperación del paciente.

¿Cómo se mezclan la arquitectura con la salud, cómo se combinan estas áreas académicas a través de estos edificios?

Normalmente hay que entender cuál es el problema, y en ese sentido hay que hacer converger al usuario por un lado y a los expertos, porque ellos saben cómo sanar y el usuario es el protagonista del proceso de sanación, sumado a esto hay que incorporar a todos los técnicos, especialistas en todas las redes de gases, basura, entre otros, que intervienen en edificios de alta complejidad, por lo tanto hay que convocar a todas las partes, entender cuál es el problema y sugerir propuestas nuevas, observando lo que se ha hecho en el primer mundo, pero entendiendo la realidad de nuestro país.

Es por ello que la escuela de Arquitectura USS, está trabajando en un primer diplomado en arquitectura de la salud, porque vemos que hay un campo profesional disponible que requiere de especialistas y que hoy en Chile son muy pocos, creo que ese diplomado va a ser además un instrumento para debatir a lo que conversamos hoy, tal vez no te puedo dar todas las respuestas hoy, pero lo que sí es que hay que acercar a las partes para poder resolver el conflicto.

Países desarrollados hace muchos años tienen una visión distinta entre arquitectura y salud, por ejemplo el hospital de Paimio. ¿Cómo hace tanto tiempo existió una persona que vio de una manera distinta la relación que se podía generar y de qué manera este diplomado puede tomar esa oportunidad?

El sanatorio de Paimio, de Alvar Alto, gran arquitecto finlandés, es un ejemplo clarísimo de cómo atender desde la arquitectura un problema de salud, que a veces parecieran ser distantes, el arquitecto genera los espacios para meter pacientes, doctores y tratamiento, pero un hospital es mucho más que eso.

Recordemos que el sanatorio de Paimio que es de la década del 30, es una institución para sanar la tuberculosis, en aquella época no existía la penicilina, la tuberculosis se sanaba con tres cosas: reposo, ejercicio moderado y con aire puro, por lo tanto, Alvar Alto propuso un edificio que estaba a las afueras de la ciudad en un bosque de pinos, habilita una terraza superior para aprovechar los esquivos rayos del sol que eran parte de tratamiento, diseña una silla tumbona que posiciona el cuerpo de manera que pueda inhalar de mejor manera, y diseña unas escaleras de gradas, de menor pendiente que las convencionales para que el enfermo pueda caminar hacia la terraza, tomar aire puro y poder bajar haciendo ejercicio moderado, o sea el edificio no cura, participa del tratamiento, sobre todo las habitaciones orientadas hacia el sur, el norte nuestro.

Hoy tú lo ves al revés, son edificios que no tienen ventilación natural, que normalmente tienen aire acondicionado, que solo hacen recircular los bichos, y destinan las mejores orientaciones a las consultas de los doctores y, a los enfermos los dejan mirando hacia el sur que es la peor luz para la recuperación. Eso finalmente pone de manifiesto al final que la arquitectura tiene que ver con el sentido común, la tecnología tiende a confundir, por ejemplo hoy es difícil encontrar edificios que tengan ventilación cruzada, porque el mercado exige que hay que atomizar en la menor superficie posible la mayor cantidad de unidades, pero si miras como se hacían los edificios antes, los del parque forestal por ejemplo, tu abres una ventana, abres la otra y tienes ventilación cruzada, son edificios que inteligentemente miran al norte, por lo tanto, tienen muy bajo consumo de energía y no necesita de aire acondicionado, está comprobado que el aire acondicionado es lo peor que existe y cualquier edificio moderno tendría que evitarlo, porque es una mala solución, para un problema muy fácil de resolver.

Pero es el mercado el que obliga a atomizar las soluciones de planta, sacrificando la calidad de vida de los habitantes y eso no constituye un ahorro, sí para el inversionista que mejora su rentabilidad, pero a largo plazo genera ciudades menos saludables.

 

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Albert Tidy, decano facultad de Arquitectura USS

Arquitectura para sanar

Por un lado tenemos a Alvar Alto, pero existe un personaje más cercano que es Lelé. ¿Cómo influye ese personaje en nuestra arquitectura hospitalaria?

Óscar Niemayer, dijo que hay que pasar tres meses con Lelé, para poder construir un hospital, que es un ícono de la arquitectura mundial. Lelé es el arquitecto del proyecto Brasilia, y el padre del movimiento moderno en Latinoamérica.

Lo interesante de Lelé tiene que ver con un problema distinto, Brasil un país más cercano en niveles de pobreza, con un tamaño diferente al nuestro, pero de una realidad que compartimos, no había cobertura de salud suficiente. Lelé diseña una estrategia para maximizar los recursos, construir barato, rápido y dignamente, a través de sistemas prefabricados de hormigón diseña edificios que no requieren de aire acondicionado, que tienen vegetación y que se construyen seriamente, de manera efectiva, rápida y económica, por lo tanto el gran mérito fue montar una estrategia para poner al servicio la arquitectura para llevar salud a la mayor cantidad de habitantes posibles.

Recordemos que este es un momento histórico, de un cierto optimismo, era una sociedad que no estaba gobernada por el mercado, había todo un renacer del hombre, por ahí Fidel Castro dijo que el único comunista más comunista que él era Óscar Niemayer, y él tenía esa visión de entender la salud como un derecho público, salud gratuita para todos y me parece que hoy es muy triste que la gente que no tiene acceso a la salud está destinada a sufrir, a enfermarse y en el peor de los casos a morir. Eso es algo que no debería ocurrir en una sociedad como la nuestra que ha avanzado mucho en los últimos 40 años, pero de una forma muy dispar.

Dejando de lado un poco los hospitales. ¿El diplomado considera el estudio y la mejora de centros de salud de menor envergadura?

La arquitectura para sanar, o la arquitectura saludable abarca mucho más allá que los programas de hospitales, clínicas y consultorios, por ejemplo el tema de la tercera edad, en un país como el nuestro que sabemos que el problema se viene encima, que estamos envejeciendo muy rápido y hoy no tiene resuelto el tema de este segmento, lo tienen resuelto aquellos que puedan acoger a sus parientes en sus viviendas, o en el mejor de los casos que tengan acceso a un hogar como Senior Suits, que cuesta tres veces la universidad. ¿Cómo se va a resolver el tema de la vejez? Ahora que el umbral de la expectativa de vida se está prolongando, están naciendo menos generaciones nuevas, cómo se va a ocupar ese tiempo disponible, de aquellos adultos mayores que en esta etapa de su vida no van a poder ser aislados del resto de la sociedad, yo creo que eso es un tema importante.

Otro tema importante que la arquitectura podría abordar es el tema de una sociedad, cada día está más enferma, en términos psicológicos, las licencias por depresión han aumentado de forma exponencial y eso tiene un costo para el país.

La gente se deprime por muchos factores, pero está demostrado que luz natural, la presencia de naturaleza, el entorno físico afecta de manera directa la condición anímica de las personas, ahí también existe un espacio importante para reflexionar en torno en relación a los edificios que enferman y a los edificios que fortalecen el sistema inmunológico. Por eso le hemos llamado al diplomado Arquitectura que sana, arquitecturas que curan, porque creemos que hacer arquitectura para la salud, no es aprender a tirar ductos de oxígeno, o instalar maquinaria para operar a distancia, hay que entender el funcionamiento de los hospitales, los pabellones quirúrgicos antes eran unas salas enormes y hoy se han optimizado, porque la tecnología tiende a desintegrarse. El avance de la arquitectura y el progreso, la desmaterialización de los sistemas administrativos también incide en una eficiencia que involucra menor costo y menor superficie, en un mismo espacio puedes sanar a más personas, de manera más rápida, mejor y más eficiente.

¿Cómo es el proyecto que están desarrollando en San José de Maipo?

Las escuelas de arquitectura deben empezar a tomar estos temas país, anticiparse un poco antes de que ocurra el problema y sea tarde para solucionarlo. Los frentes son diversos, nosotros hoy a través de los talleres de práctica, estamos trabajando con la universidad en el sanatorio de San José de Maipo, que es un edificio de gran valor patrimonial, que se originó como un sanatorio para tuberculosos y que hoy se está cayendo a pedazos.

En la Universidad San Sebastián, en conjunto con la escuela de Arquitectura han decidido tomar el tema, nos hemos reunido con la dirección de salud y a partir de este año vamos a trabajar en su recuperación, de este modo, ese campus no solo será un campo clínico para la facultad de medicina, sino que será una oportunidad de experimentación y aprendizaje para la escuela de arquitectura y eso es fantástico, aquí hay que entender como engarzar oportunidades en beneficio del bien común, en ese sentido es una oportunidad interesante, donde la universidad va a poder tener una vinculación efectiva con el medio, tanto en la facultad de medicina, arquitectura, en algún momento se incorporará ingeniería, pero al manera de cómo tenemos que afrontar los problemas es aprovechar la enorme fuerza gris que orbita en torno a la universidad y en ese sentido la oportunidad de aprendizaje para los estudiantes puede ser trascendente.

¿En la recuperación del sanatorio de San José de Maipo, se aprovechará de poder interiorizar lo que hemos conversado sobre las arquitecturas que curan?

Aquí se cruzan dos temas diferentes, porque es un edificio muy antiguo, de principios del siglo pasado que está protegido como patrimonio, por lo tanto seria aberrante e ilegal intervenirlo de forma exagerada, sin embargo puede mantenerse como un lugar de tratamiento para enfermedades o procesos de recuperación, hoy el uso que se le da es para pacientes en recuperación, de amputaciones y diabetes, Además, tiene un entorno fantástico, porque con su parque contribuye a los procesos de recuperación de estos pacientes, por lo tanto en ese caso en particular no vamos a poder enfrentar los desafíos de cómo serán los nuevos espacios para curar, sin embargo hay que poder observar cuales son las potencialidades que tiene este bellísimo edificio en un entorno incomparable que es como irte de vacaciones a recuperarte, es una casa preciosa en el Cajón del Maipo, y hoy está siendo subutilizada, porque no existe presupuesto para recuperarla, pero en este convenio que estamos suscribiendo con el ministerio de Salud, vamos a hacer que los recursos de nuestra universidad, como los públicos, puedan potenciarse y dar una respuesta urgente a este problema que si no se atiende hoy vamos a lamentar mañana, porque habrá que demoler ese edificio.

 

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