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Bebidas azucaradas, más que un simple refresco
Durante los últimos 40 años se han experimentado cambios profundos en el perfil epidemiológico de Chile, en este sentido cobra importancia la relación del consumo de bebidas azucaradas y su asociación con obesidad, diabetes tipo 2, síndrome metabólico, hipertensión, cáncer de páncreas y enfermedad coronaria.
Jueves 23 de octubre de 2014
Actualmente Chile se ubica entre los mayores consumidores mundiales de bebidas, específicamente en el consumo de Coca-Cola, ocupando el tercer lugar a nivel mundial con 79,1 litros per cápita al año (334 botellas individuales de 237 cc), siendo superado sólo por México (115,4 litros) y Estados Unidos (103,3 lt).
Una familia gasta en promedio $ 11.657 y consume 26 litros al mes en bebidas gaseosas. Incluso es el tercer producto en importancia en la canasta de alimentos en Chile, sólo superadas por bienes de consumo básico como la carne y el pan.
Al analizar la tendencia de ventas de bebidas azucaradas se puede observar un progresivo aumento desde el año 2003, las que se duplicaron en una década. Cabe destacar que del total de ventas de este tipo de productos, sólo 19,1% corresponde al segmento "light" o sin calorías.
A su vez, se aprecia un elevado consumo diario de bebidas en niños obesos chilenos de 8 a 9 años que alcanza a 264,5 ml al día y de 222,75 ml, en menores de 10 a 11 años.
Las bebidas azucaradas tienen 44 Kcal por 100 ml, al calcular la ingesta promedio en Chile sería de 95 kcal/día provenientes de este tipo de productos de fantasía.
Las bebidas pueden ser endulzadas con azúcar proveniente de la remolacha azucarera, caña de azúcar, jarabe de maíz alto en fructosa o edulcorantes no nutritivos como aspartamo, acesulfame k o estevia, aportando estos últimos 0 kcal por porción.
Relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el incremento de peso
Un reciente meta-análisis de 22 estudios, analizó el consumo de bebidas azucaradas y el incremento de peso corporal (peso y grasa corporal) encontrando asociaciones entre estas variables.
Existe evidencia que asocia el consumo de las bebidas de fantasía con un incremento en el riesgo de obesidad y Enfermedades Crónicas no Transmisibles y es necesario buscar estrategias para disminuir su consumo, especialmente a través de la educación y del aumento de impuesto a estos productos, pero tiene que ser parte de las intervenciones más complejas para modificar los hábitos alimentarios y estilo de vida de la población.
Estudios en animales y humanos sugieren que su consumo incrementaría el riesgo de obesidad, diabetes mellitus, síndrome metabólico, algunos tipos de cáncer, osteoporosis. En particular, la fructosa presente en las bebidas es el monosacárido que está atrayendo más la atención por sus efectos perjudiciales en términos de ganancia de peso y trastornos metabólicos. Esta revisión se centra en el papel potencial de las BA sobre la patogénesis de la obesidad y otras enfermedades, posibles mecanismos de acción y recomendaciones políticas para reducir su consumo.