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¿Puede nuestra historia iluminar la actual crisis nacional?
“Respecto de la derecha, los resultados tienen similitudes con los de la elección parlamentaria de 1965”.
Domingo 23 de mayo de 2021
Los resultados de las elecciones del sábado 15 y domingo 16 de mayo fueron un terremoto político con dimensiones múltiples, por lo que tiene analogías con diversos momentos históricos y no con uno en particular.
Creo que lo más relevante que debemos evaluar es la profunda transformación cultural y el gran cambio en el plano de las ideas que se ha producido en los últimos años, En ese aspecto, me parece que es análogo a la década de 1930, que según Mario Góngora marcó el definitivo con el siglo XIX, por la profusión y vitalidad de las ideas y el sentido revolucionario del momento histórico.
También tiene similitudes, ciertamente en otra dirección, con el Chile post 1973, que representó un cambio de paradigma respecto al Chile del siglo XX, particularmente en el plano del paso del estatismo a la libertad económica y por la renovación ideológica del socialismo.
También se quebraron las alianzas históricas de la izquierda, con la muerte de la Unidad Popular y la posterior formación de la Alianza Democrática y la Concertación de Partidos por la Democracia, que reunió a la Democracia Cristiana con el Partido Socialista, superando sus desencuentros del pasado (durante los gobiernos de Frei y Allende). En estos últimos 15 años ha habido una disputa por la hegemonía y el cambio ha sido en la dirección que confirmaron los comicios: se puso en tela de juicio el modelo de desarrollo y la Constitución, así como a los grupos dirigentes de los últimos treinta años.
En este sentido, la derrota clara de la centroderecha y la antigua Concertación abre paso a un nuevo escenario, que se mezcla con un elemento inédito, como es el proceso constituyente (que nunca se ha hecho en la forma actual) así como lo que representaría la presencia decisiva del Partido Comunista y el Frente Amplio con la Lista del Pueblo.
Estamos frente a un cambio de época, que es el resultado del trabajo ideológico y político de distintas manifestaciones de las izquierdas chilenas en el último cuarto de siglo, especialmente en los movimientos universitarios y organizaciones de la sociedad civil.
Respecto de la derecha, los resultados tienen similtudes con los de la elección parlamentaria de 1965, en la cual liberales y conservadores apenas obtuvieron 9 diputados, de 147 escaños, lo que condujo a su refundación al año siguiente, a través del Partido Nacional. Si bien el pacto Vamos por Chile consiguió 37 convencionales en las elecciones, al no alcanzar el tercio corren el riesgo de cumplir un mero rol decorativo.
Para la izquierda —y el movimiento popular o la clase obrera, como se decía en su momento— tiene aspectos de la elección presidencial de 1970: "el pueblo entra a La Moneda”, dijeron en aquella ocasión, si bien en esta oportunidad la representación en la Convención Constituyente es mayor que entonces y más polimorfa: sin el Partido Socialista, solo se mantiene el Partido Comunista de esa unidad histórica por años (FRAP o UP), a los que hoy habría que sumar fórmulas como el Frente Amplio y la Lista del Pueblo, un caso inédito y digno de mayor estudio.
En cuanto a explosión del sistema tradicional de partidos tiene algo de la elección parlamentaria de 1953, cuando el ibañsmo irrumpió como primera fuerza política, dañando a las fuerzas mayoritarias, como los partidos Radical y Liberal, que tuvieron pérdidas de 22 y 29 diputados y 4 y 6 senadores respectivamente, y que nunca pudieron recuperar. En este plano, las derrotas aplastantes del PPD, la DC y el Partido Radical resultan inéditas y requieren un estudio especial".
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