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Empoderarse hoy
Debemos empoderarnos hoy, así es. Los estudiantes debemos ser protagonistas y entes activos de la realidad sanitaria de nuestro país. Somos nosotros quienes más tiempo pasamos con los pacientes, ya sea por nuestros ramos clínicos o internados. Además, somos jóvenes lo que en cierto modo nos permite tener una relación más cercana con ellos. Desaprovechar esta ventaja sería un gran error.
Jueves 12 de febrero de 2015
Leía los resultados de la última Encuesta de Alfabetismo Sanitario realizada por IPSUSS, publicados en enero de este año, en donde se señala que al 47 % de los encuestados con un nivel educacional básico les resultaba relativamente o muy difícil entender lo que le informa el personal de salud, en contraste con el 23% de los que poseen un nivel educacional superior y no pueden comprender el mismo tipo de instrucciones.
Las cifras son preocupantes, y no sólo porque los pacientes no nos están comprendiendo. La gravedad real, a mi parecer, radica en que el éxito del tratamiento indicado está directamente relacionado con el cumplimiento de éste, por lo que si el paciente no entiende las instrucciones, no sabrá como tomar sus remedios, la cantidad de las dosis, con qué frecuencia, por cuánto tiempo, entre otros aspectos; esto se agrava al considerar que las enfermedades que hoy tienen mayor prevalencia en nuestro país son las patologías crónicas. Dentro de este grupo, las denominadas "Los 4 Jinetes del Apocalipsis" –hipertensión, diabetes, obesidad y depresión–, causan un especial interés, ya que, de no ser bien tratadas, se relacionan con un aumento significativo en la morbilidad y mortalidad tanto a nivel local como mundial.
Me pregunto, entonces, ¿quién está fallando?, ¿son los pacientes?, ¿el personal de salud?, ¿los médicos?, ¿quién está fallando? Al parecer, no existe un único responsable, por el contrario creo que son todos los actores involucrados, quienes en mayor o menor medida han fallado sin quererlo desde su rol. Me explico, el paciente ha fallado, no sólo porque no fue capaz de entender al profesional, sino porque no se ha empoderado ni se ha convertido en el protagonista de su salud, al no insistir hasta comprender a cabalidad lo que se les informaba. Falló el profesional al no asegurarse de que el paciente comprendiera sus indicaciones, al no empoderarse como profesional de la salud, que entiende y comprende la trascendencia de su rol y el impacto que tiene una comunicación efectiva para mejorar la calidad de vida de las personas. También fallamos nosotros, los estudiantes, al quedarnos sentados observando como simples espectadores, al no contribuir desde nuestro rol. Creo que no nos damos cuenta y que pensamos que por el hecho de no estar titulados no tenemos esa facultad, lo que es gran un error, ya que siempre se puede aportar y educar en temas de salud. Obviamente en la medida que nuestras competencias y habilidades lo vayan permitiendo.
Debemos empoderarnos hoy, así es. Los estudiantes debemos ser protagonistas y entes activos de la realidad sanitaria de nuestro país. Somos nosotros quienes más tiempo pasamos con los pacientes, ya sea por nuestros ramos clínicos o internados. Además, somos jóvenes lo que en cierto modo nos permite tener una relación más cercana con ellos. Desaprovechar esta ventaja sería un gran error.
No debemos olvidar que en unos pocos años más seremos nosotros "esos profesionales de la salud", y como futuras generaciones, no podemos permitirnos que esta situación continúe. Estoy convencido que un profesional empoderado entiende y pone en práctica día a día los 4 principios básicos de la bioética –beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia–, se esmera día a día por contribuir en la calidad de vida de las personas. Es por eso que este empoderamiento debe sí o sí comenzar en los primeros años de formación.
Entonces, les pregunto ahora, ¿seguimos observando, o nos empoderamos hoy?