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Salud: un modelo en la gestión pública
La confianza en la salud pública chilena se expresa en que el 80% de la población en el país se atiende en ella, lo cual ha generado un lazo estrecho y una valoración positiva de los servicios y procesos que desarrolla este sistema.
Lunes 8 de marzo de 2021
Chile es hoy líder en la región en lo que respecta al proceso de vacunación Covid-19. Chile ha aplicado 17,57 vacunas por cada 100 habitantes, siendo el segundo país a nivel mundial con el mayor número de dosis administradas.
Desde los años 50 en el país, la integración y fortalecimiento de diversos organismos públicos de salud permitieron una alta cobertura en la población, lo que fundó la base del sistema de atención primaria de salud que el día de hoy nos mantiene en los primeros puestos de avance en vacunación a nivel mundial. ¿Cómo nuestro modelo de gestión pública interinstitucional en salud ha logrado posicionarse como un ejemplo a nivel mundial?
Las campañas de vacunación en Chile tienen una marcada tradición, definida por la relación entre la salud primaria con la población, sustentada históricamente por elementos como la cobertura de la inmunización, el acceso a agua potable y personal calificado.
Esta confianza en la salud pública chilena se expresa en que un 80% de la población en el país se atiende en ella, lo cual ha generado un lazo estrecho y una valoración positiva de los servicios y procesos que desarrolla este sistema.
El interceptor de salud que hace frente al Covid-19 ha sido capaz de articular las políticas públicas que se han desarrollado para contrarrestar su avance, siendo claves cada una de las instituciones que han participado en ellas. El gobierno chileno ha sido capaz de posicionar su estrategia a nivel nacional, comprometiendo en ella a los diversos actores y recursos que componen la red de salud. El objetivo del Gobierno es llegar a vacunar al 80% de la población (15 millones de personas, aproximadamente) a fines del primer semestre.
El reto es continuar con la aplicación eficiente del modelo, lograr alcanzar a la población más vulnerable, acercarse a las zonas más extremas del país y considerar la alta población migrante en Chile, así como también la disposición cívica ciudadana de “respetar la fila”, con el fin de resguardar las aplicaciones comprometidas según el calendario nacional.
Sin duda, se puede hablar de efectividad en este modelo de gestión pública en salud, lo que supone pueda ser incluso replicable y ser un precedente para los otros próximos procesos urgentes que deberán existir para poder sobrellevar las consecuencias de esta pandemia, como lo son la reactivación económica, la presencialidad para concretar el proceso educativo y contribuir al desarrollo social de la población.
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